Elementos filtrados por fecha: Abril 2021
Palabras en la poesía mexicana / Adán Echeverría /
Palabras en la poesía mexicana
Adán Echeverría
Con una selección de poemas realizada por Margarito Cuéllar (San Luis Potosí, 1956), Luis Jorge Boone (Coahuila, 1977), Mijail Lamas (Sinaloa, 1979) y el chileno Mario Meléndez (Linares, Chile, 1971), la Universidad Autónoma de México sacó, hace ya diez años, en el año 2011, la antología llamada: “Vientos del siglo. Poetas mexicanos. 1950-1982” que, en 548 páginas, registra parte del trabajo de 55 poetas, comenzando con la figura de Efraín Bartolomé (Chiapas, 1950) para cerrar con algunos textos de Alí Calderón (Ciudad de México, 1982).
En esta selección se puede reconocer el registro de 22 autores de la década de 1950: Efraín Bartolomé, José Luis Rivas, Coral Bracho, Eduardo Langagne, Víctor Manuel Cárdenas, Héctor Carreto, Mario Santiago Papasquiaro, Ricardo Castillo, Vicente Quirarte, Víctor Manuel Mendiola, Fabio Morábito, Jorge Valdés Díaz-Vélez, Javier Sicilia, Luis Miguel Aguilar, Silvia Tomasa Rivera, Jorge Esquinca, Minerva Margarita Villarreal, José Ángel Leyva, Juan Domingo Argüelles, Baudelio Camarillo, José Javier Villarreal, Tedi López Mills. Solamente se consideró a cuatro mujeres.
De la década de 1960 se incluyen 14 poetas: Sergio Cordero, Dana Gelinas, María Baranda, Roxana Elvridge-Thomas, Jesús Ramón Ibarra, Jorge Fernández Granados, José Eugenio Sánchez, Samuel Noyola, José Homero, Ernesto Lumbreras, Felipe Vázquez, León Plascencia Ñol, Mario Bojórquez, Julio Trujillo. Sólo tres son mujeres.
De la década de 1970 se incluyeron 17 poetas: Claudia Posadas, Ofelia Pérez Sepúlveda, Julián Herbert, Luis Vicente De Aguinaga, María Rivera, Jorge Ortega, Álvaro Solís, Balam Rodrigo, Carlos Adolfo Gutiérrez Vidal, María Cruz, Rogelio Guedea, Eduardo Padilla, Eduardo Saravia, Jair Cortés, Francisco Alcaraz, Hernán Bravo Varela, Óscar de Pablo. Otras 4 mujeres.
Y de la década de 1980 apenas se incluyen dos voces: Iván Cruz Osorio (1980) y Alí Calderón (1982). Ninguna mujer. De esta forma, de un total de 55 poetas incluidos, apenas se consideró las voces de 11 autoras de poemas, esto significa el 20% del total.
En este trabajo quisiera solamente reconocer algunos de los conceptos, ideas, y momentos de la poesía creada desde México en estos 55 autores. Para ello decidí revisar ¿cuáles son las palabras que más se repiten en el trabajo poético de estos autores? Para con ello elucubrar algunas posibles lecturas respecto de las preocupaciones y temas de los autores antologados.
Presento lo que he logrado notar. Revise usted y haga sus propias conjeturas.
Es interesante que en cuanto a los colores algunos teóricos puedan relacionar emociones, tanto como atributos de la psicología, ya que “el color es capaz de estimular o deprimir, puede crear alegría o tristeza”. En la antología que hemos revisado, los motivos del color generan además conceptos y sus relaciones con la luz y la oscuridad. En el trabajo que ha sido seleccionado para formar parte de esta obra, los autores registran lo siguiente: la palabra “negro” es la que más veces se utiliza (34 veces), rojo y verde (24 veces), blanco (22), azul (19), amarillo (17), naranja y gris (6) y violeta (2). El color índigo no ha sido utilizado.
En cuanto a la presencia o ausencia de luz se observa lo siguiente: la palabra “noche” ha sido utilizada 146 veces; mientras que “luz” se utiliza en 134 ocasiones. Siguen: sombra (70 veces), oscuro (54), tarde (33), claridad (29), amanecer (16), brillo y alba (13), luminoso (8), madrugada (5), aurora y silueta (4), crepúsculo (2).
Si consideramos dentro del discurso la presencia de la “persona” que es nombra en el poema, observamos lo siguiente: yo (139 veces mencionado), tú (57), ella (48), él (41), nosotros (21), ellos (18), usted (6), ellas (5). ¿Acaso seguimos en la presencia del “yoísmo” que ya algunos críticos han señalado dentro de la poesía?
Otro grupo de palabras interesantes de conocer en este corpus poético es el que se refiere a la “familia”. Observé lo siguiente: hombre (68), mujer (54), padre (50), hijo (45), niño (34), madre (27), joven (27), abuelo/a/os (21), familia (14), hija (14), hermano y niña (10), papá (5), cuna (4), prima (2) mamá (2), tío (1), tía (1). Sólo entre “hombre” y “padre” se obtienen 118 registros; mientras que “mujer”, “madre” y “mamá” apenas llega a los 83 registros.
Otras palabras y conceptos que pudimos reconocer son:
- ojos (135), mano (95), corazón (54), sangre (52), piel (51), lengua (36), labios (29), pechos (24), dedo (23), cabeza (18), pie (17), brazo (15), espalda (14), cuello (13), hombros y vientre (11), diente (10), garganta (10), muslos (9), senos (8), entrañas (7), nalgas, pelo y venas (6), culo, pulmones, oreja, útero y estómago (4), colmillo, rodilla y tobillos (3), nariz, cejas y uña (2), vaginal, semen, verga, pezones y nuca (1),
- mar (134), cielo (86), ciudad (77), río (51), polvo (30), calle (27), barco o barca (23), campo (19), desierto (18), paisaje (17), bosque (14), pueblo (13), playa (11), puerto (9), montaña (8), tumba (7), océano (6), selva, edificio y templo (5), dársena y pavimento (4), manglar y urbe (2), barranca, pinar, laguna e iglesia (1).
- muerte (106), vida (76), matar (29), miedo (27), vivir (24), bien (23), mal (19), guerra (10), sexo (9), lágrima (8), horror (7), violencia (5), suicidio (4), erotismo (3), terror (2).
- amor (93), tiempo (84), sueño (74), alma (37), reloj (21), soledad (18), amigo (15), odio (9), esperanza y pasión (8), enemigo, pesadumbre, desgracia y patria (4), pesadilla (2).
- palabra y silencio (87), poema (70), voz (68), libro (62), grito (19), poesía (16),
- sol (72), luna (29), estrella (18), astro (5), cometa (2), eclipse (1).
- aire (68), lluvia (29), nube (17), niebla, nieve y frío (14), calor (9), caliente y tormenta (6), nevar (5), espejismo, neblina y tempestad (4), llover (2), ciclones y huracán (1).
- casa (63), ventana (36), espejo (35), cristal (25), pared (16), transparencia o transparente (14), pasillo y laberinto (8), castillo (6), cementerio (4), cocina (1)
- siempre (63), nunca (54), de nuevo y bajo la (19), tal vez (17), detrás de (14), sin embargo (12), al fin (9), a través y frente al (6), al final (5).
- enfermo (25), alas (24), cruz (23), belleza (21), ángel (16), paraíso (11), diablo (10), demonio y bestia (7), brujas (6), drama (3),
- vino (23), cerveza (9), alcohol (5), ron (2), mariguana (1),
- verano (18), invierno (15), otoño (12), primavera (10).
Respecto de la fauna: entre los mamíferos encontramos: perro (27), caballo (13), jaguar y vaca (6), zorras (4), venado y toro (3), lobo, oso y conejo (2), armadillo y galgo (1). Entre las aves podemos encontrar estas menciones: pájaro (47) ave (21), paloma (10), cisne y garza (8), gaviota (4), cuervo (3), colibrí (2), pollo, lechuza y, águila (1). Entre reptiles, anfibios: serpiente (9), lagarto (7), iguana (6), camaleón (3), nauyaca, rana y salamandra (1). Peces (6), tiburón (2).
Entre los invertebrados podemos reconocer: grillo (9), gusano (7), insectos (5), mariposa (4), escarabajo (2), chinche (1), así como arañas (5), alacranes (1)
En cuanto a flora: árbol (47), flor (31), hoja (27), fruto (18), hierba (11), palmera y espinas (5), tallo y pinos (3), cactos, orquídea, polen y yerba (1).
Luego de aislar las palabras, podemos ver que las utilizadas más de 100 veces fueron: noche (146), yo (139), luz (134), ojos (135), mar (134) y muerte (106 veces). Si decidimos reconocer las palabras repetidas más de 60 veces, entonces podemos encontrar: mano (95), amor (93), palabra y silencio (87), cielo (86), tiempo (84), ciudad (77), vida (76), sueño (74), sol (72), poema y sombra (70), aire, hombre y voz (68), casa y siempre (63) y libro (62).
Así podemos reconocer que, en 548 páginas, dentro del trabajo reunido de 55 poetas, de los cuáles apenas 11 son mujeres, las palabras que más han sido utilizadas son un puñado de 24 palabras: “noche – yo – luz – ojos – mar – muerte – mano – amor – palabra – silencio – cielo – tiempo – ciudad – vida – sueño – sol – poema – sombra – aire – hombre – voz – casa – siempre – libro”
Este conjunto de palabras no deja de ser interesante en el significado que cada una de ellas puede representar para nosotros y los futuros lectores que se enfrenten a estos poemas, a estas voces. Pocas veces reparamos en las palabras por sí mismas, en ocasiones solamente nos quedamos con las imágenes y el ritmo que nos muestra el poema, o con aquello que pudimos entender de lo leído; sin embargo, reconocer la presencia de estas 24 palabras como las que más se repiten a lo largo de la antología algo tendría que decirnos.
El hecho de que sean las palabras más utilizadas en el trabajo poético acá reunido no necesariamente hace a estos autores parte de una misma búsqueda poética; pero sí pudiera representar la búsqueda lectora de quienes decidieron reunirlos en esta obra, es decir, los compiladores. Y habría que resaltar que los 3 poetas mexicanos encargados de llevar a cabo este proyecto de selección son autores nacidos, y radicados el mayor tiempo, en el norte de México.
En 2009, el otro compilador, el chileno Mario Meléndez publicó en la revista “Casa del tiempo”, una selección de 22 poetas. Si comparamos aquella selección con la de ahora podemos ver que se repiten los siguientes autores: nacidos en la década de 1960: Jorge Fernández Granados y Mario Bojórquez; de los nacidos en los 70’s: Claudia Posadas, Álvaro Solís, Jair Cortés y Óscar de Pablo. Y de los nacidos en la década de 1980: solamente Iván Cruz y Alí Calderón.
El poema de Alí Calderón que se lee en la selección de Meléndez para la revista, también fue incluido en la antología que nos ocupa. Lo mismo ocurre con uno de los poemas de Jair Cortés, “Enfermedad de talking”; o “Plaza Luis Cabrera”, poema de Óscar de Pablo, se observan en ambos trabajos. Eso nos revelaría que estaríamos ante el aporte que Mario Meléndez ha hecho a la compilación que estamos revisando.
De esta manera, de nuevo nos queda la idea de que el grupo de 24 palabras que más se repite en este trabajo pudiera unir la idea poética de los antologadores y no de los poetas. Podemos notar ciertas ideas que se repiten en sus intenciones de antologar que van de la mano con los significantes de las palabras que hemos visto en abundancia al revisar “Vientos del siglo”; se trata de sus búsquedas lectoras.
Querido lector, dese la oportunidad de revisarla.
Literatura consultada:
Campos, Marco Antonio (Editor). 2011. “Vientos del siglo. Poetas mexicanos 1950-1982”, editado por el Programa Editorial de la Coordinación de Humanidades de la UNAM. 548 pp.
Meléndez, Mario. 2009. Selección de “22 poetas mexicanos”. Casa del tiempo. No. 24. Octubre. páginas: 50-60. Revista de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM). México.
PROBABILIDADES Y OTRAS MINIFICCIONES DE UN HOMBRE DIMINUTO / Ricardo Bugarín /
Imagen: “Desde el otro lado” de Guillermo D ¨Anna
PROBABILIDADES Y OTRAS MINIFICCIONES
DE UN HOMBRE DIMINUTO
Ricardo Bugarín
PROBABILIDADES
A veces la satisfacción no me alcanza como no me alcanza el dinero o los beneficios de una dieta. Debo intentarlo de nuevo y si no resulta, ser reincidente. Puede suceder que, de lo contrario, me canse y decida detenerme antes de llegar a la meta. Puede suceder, entonces, que la satisfacción, el dinero y el beneficio de una dieta se me tiren encima y disminuyan toda mi entereza. Ante tales resultados debo recordarme que las probabilidades no son muchas y que las cosas suceden a veces pero, a veces. También me suele ocurrir que, a causa de un músculo rebelde, pego una patada involuntaria, me doy contra la pared y me caigo de la cama.
HOMBRE QUE HUYE
Hay un hombre que huye. Lo hace de una manera despavorida. Sabemos que huye de su propia sombra. No queremos distraerlo de ese intento fugaz pues sabemos que pronto vendrá la noche. Tal vez entonces, se detenga. Tal vez cambie de actitud y se reconcilie consigo mismo. Por lo pronto ha alcanzado tanta ligereza que vemos que se pierde en el horizonte. Tal vez no se pierda sino que cruce la línea del horizonte y del otro lado de ese umbral vuelva a encontrarnos viéndolo pasar y con el deseo intacto de no distraerlo de su aciago destino.
PROCURARSE LA CALMA
Debajo de la cama me encontré arrodillado. Me pareció extraño verme en esa situación. No soy de los hombres que se ocultan y muchos menos debajo de una cama. Verme cara a cara debajo de un colchón es una experiencia extraña. Mucho más extraño es advertir que esa no es mi cama, que esa no es mi habitación, que esa no es mi casa, que esa no es mi ciudad. Alguien debe estar soñándome o yo me he extraviado por motivo de una distracción. En algún punto radica el problema y en otro, estará la solución.
PRÁCTICAS PRIVADAS
Usted se detiene en sí mismo. Se libera por unos instantes y comienza un trayecto que va desde el cerebro reptil a los extremos subcutáneos de sus pies (no digamos hasta la punta de sus uñas porque eso está muy trillado y esto es otra cosa). Va encontrando sorpresas. Algunas le agradan, otras no. Hay momentos adiposos y otros laxos. Algunos hallazgos emocionan por su estado de conservación. Otros acongojan pero, son disimulables. Después de un tiempo prudencial de recorrido, junta todo y vuelve a colocarlo en el envoltorio original. Limpia los enseres del desayuno y, como buen hombre que es, se marcha a su trabajo.
OTRO INTENTO
Con un té voy a aflojar la pesadumbre que se ha adherido a mi vida. Intenté con tenazas, pinzas, escalpelos pero, nada funcionó. Polvo para lavavajilla, destapa cañerías y azufre diluido en bencina, no fueron de ayuda. La pesadumbre se obstina en perdurar, en señorearse por mi vida y mi persona. La he visto probarse mis mejores trajes y admirar con deleite mi calzado. Supe, también, que le ha enviado notitas pecaminosas a mi mujer y confidencias falsas a mis compañeros de oficina. Ahora, para el momento del té se precisa una concentración cuidadosa. Es muy necesario todo el silencio del universo y una fuerza de voluntad casi sobrehumana. El problema es que parece que, a último momento, la voluntad se ha ido de vacaciones.
SUEÑOS
Tengo sueños capilares. A veces son subacuáticos pero, generalmente, son rizomas texturados ascendentes que se enredan en tu garganta. No te lo comento pues temo que te asustes y decidas abandonar el aljibe. ¿Cómo contarte que a veces sueño con un transatlántico?, ¿cómo confesarte que un buque fantasma anda orillando nuestras costas?, ¿cómo decirte que he visto a un náufrago del otro lado del brocal que nos circunda?. Te parecerá que alucino, que tal vez comida en descomposición ha producido mi febril estado o que una pesadilla de infancia está golpeando mi presente. De todos modos estos sueños ya no me desvelan, no me atemorizan, se destiñen con el cloro y he descubierto, finalmente, que se vuelven inofensivos.
Entre abducciones y tatachinole: La increíble epopeya cósmica de Torcuato López. / Waldo Contreras López /
Entre abducciones y tatachinole:
La increíble epopeya cósmica de Torcuato López.
-los extraterrestres existen, pero nadie lo cree - dice mi padre mirándome directamente a los ojos, después de dar un largo trago a su cerveza. Los invitados se han ido, la fiesta terminó. Apagué el aparato de música con paciencia, apelando al alcohol para resistir la dialoga repetitiva de este hombre.
Desde que se volvió anciano, siempre da con el tema agarrándome a la bajada como el recipiente de sus fantasías. Hace una hora, todos sus amigos y algunos de mis familiares se rieron de él, como siempre lo hacen cada que este hombre de conductas erráticas y amargadas, intenta contar lo único importante que supuestamente le ha pasado en la vida. Raro que se ponga triste cuando se burlan, pero hoy, la cosa es diferente. Yo, ya no me río de él; yo mejor lo escucho porque sé que ya está cerca de morir y entiendo que sus afanes cósmicos son para él un legado que no se debe dilapidar. Pero, resulta difícil no reírse; resulta imposible creer que este hombre no está diciendo mentiras. De hecho, a su colección de historias extraterrestres les tenemos un nombre, como si fueran parte de una colección tipo Howard Phillips Lovecraft; porque así como este escritor norteamericano tiene sus Mitos de Ctulú, mi padre, tiene sus Cuentos del Ovni que hizo: !Bum!, les titulamo así a sus sagas porque, antes de contar una nueva experiencia del tercer tipo, siempre abre con este relato que le aconteció en su juventud, allá por la sierra de Cosalá. Siempre nos lo cuenta, para abrir el telón, como requisito ineludible para después ilustrarnos, detallada y documentada mente como todo buen investigador del fenómeno OVNI, con las peripecias de su última incursión en el mundo allende al espacio. Es un aferrado admirador de Jaime Maussán y pertenece a un club cantinesco de abducidos por extraterrestres. Esto último es lo que más hilaridad nos ha causado. Nos cuesta trabajo entender, con la seriedad que exigen los creyentes de estos fenómenos estrambóticos, que nuestro padre, con tan pocas aspiraciones académicas, sin ninguna religión que lo traumara y con una vida total entregada a la vagancia y al vicio, pierda el tiempo, que bien puede ocupar en cosas productivas, en estas reuniones semanales con sujetos de su misma índole creyendo todos que de verdad son contactados por entes de otros mundos y, más aún, que fueron seleccionados todos ellos para una misión específica en el planeta.
Mi madre afirma que solo se reúnen a fumar o inhalar drogas raras relacionadas con wixáricas y que los mentados extraterrestres no son otra cosa que homosexuales disfrazados de mujeres. Cada que mi padre dice: "otra vez tuve un encuentro cercano del tercer tipo en mi sueño", mi madre le contesta: "ha de ser del tercer sexo, no te hagas pendejo. A tu edad, bien dice el dicho: después de vejez, viruela. Ahora te han de gustar los jotos". Pero, a pesar de las burlas y desvirtúos contra sus experiencias inspiradas desde el cosmos, este hombre no ceja en el empeño de sus especulaciones astronómicas y comienza, sin darnos la oportunidad de salir corriendo, a repetir la historia del OVNI que hizo "!bum!". Si algo debemos de admirarle los que le hemos escuchado esta historia desde tiempos inmemoriales, es el hecho de que su relato traumático jamás varía ni en el tono, el aura de misterio, el dramatismo, las pausas, sonidos incidentales y palabras; estoy seguro que si lo pusiéramos a escribir el mismo evento cada semana, ni en una simple coma le variaría la narración. Ahora se encuentra apesadumbrado, si señor. Ahora habla más en serio que nunca. Me dice que un ente con formas de mujer conocido por todos los abducidos con el nombre de Akeya, de ojos enormes, asiáticos y oscuros, con rostro de rasgos asiáticos y cráneo dolicocéfalo, cabello blanco y espeso, labios pequeños y sensuales que se comunican sin moverse, le ha dicho que ha llegado la hora de iniciar la misión. En la mirada de mi padre hay un brillo de navegante sin regreso, un reflejo de emoción adornado con parpadeos de despedida. Dice estar profundamente enamorado de ese homínido inteligente y que está decidido a partir con ella ya que mi madre lo ha tenido abandonado en su lecho nocturno desde que éramos apenas unos chiquillos. No me burlé abiertamente con la risa de siempre; solo le toqué la frente simulando tomarle la temperatura, serví más cerveza y le pregunté:
-¿y ya te la cogiste?
Me contestó que me fuera a chingar a veinte, que Senyáse, nombre verdadero de este ente mujeril y que solo los íntimos tienen derecho a pronunciar, es tan real como el moco que traigo prendido al borde de la nariz, me espeta con tristeza que ya esperaba de hecho que nadie le creyera y que siempre ha sabido que lo tiramos de loco cada que se pone a hablar de esto. Vaticina que al mundo nada bueno le espera; que está a punto de azotarnos una pandemia de gripe murciélaga que nos exterminará; que esta pandemia la crearán los Chinos, descendientes directos de los pleyadianos, raza humanoide al servicio de los reptilianos, cuyos ascendientes hoy controlan el mundo por medio de las coca-colas, las sabritas, el pan bimbo, los chocolates emanems, las hamburguesas y pizzas sintéticas, la salsa de soya y el internet; me dice que todas estas armas químico-biológicas y electromagnéticas de lenta, pero contundente evolución perjudicial, fueron diseñadas para debilitar a los tercermundistas de nuestra generación, volviéndonos a todos, además de pendejos y buenos para nada, en las principales víctimas mortales de un mal creado a partir del ADN de los quirópteros, organismos terrestres que heredaron su forma de los antiguos habitantes de la cuarta vertical, universo destruido accidentalmente por el nacimiento de un hoyo negro provocado por los experimentos que hizo la mente heredera del gran Stephen Hawking, uno de los antiguos líderes del bloque reptiliano que controló cuando vivía, desde su silla eléctrica y un teclado de contacto dactilar, los asuntos del espacio profundo; El gran Hawking y su mente poderosa, cuenta mi padre, es en realidad un pensamiento sin sustancia que tomó el cuerpo de un humano hasta deformarlo haciendo creer a todos que fue un inválido muy inteligente que aprendió a comunicarse de la misma forma en que se comunican los delfines o su amada Akeya, llamada por los íntimos, Senyáse.
Lo escuché pacientemente hasta que terminó su relato, pero hubo momentos en que me dieron ganas de darle una bofetada para que dejara de delirar de esa forma; mejor ya no le refuté nada y me abstuve de burlarme de sus truculentas explicaciones sobre el fin de la era humana y el ascenso de una nueva civilización. Al fin, después de guardar silencio un largo rato, me mandó por otras seis bud light de litro y, mientras se buscaba el dinero dentro de las bolsas de la camisa, murmuraba: "ya verás, turica, la chinga que les van a parar dentro de un año; su sorda ignorancia los asfixiará por la terquedad de seguir envenenándose con esa droga llamada azúcar y ese polvo blanco extraído del caldo primigenio"
Antes de salir a la calle, me dijo con una sonrisa: "Que se acabe el mundo pero no la cerveza, al cabo a los viciosos ni gripa nos da, ¿verdad, mi'jo?" y soltó una risa llena de burla, como de demonio recién fugado de la casa de los locos, una larga y sardónica carcajada parecida a la del Desalmado Mink, acérrimo rival de Flash Gordon, y responsable de perversas y tiránicas maquinaciones destructivas contra nuestra lastimada madre tierra; me provocó mucho y miedo los pelos de la nuca se me erizaron y la panza se me puso más helada que la cola de un pingüino; lo dejé solo con su escándalo insano y me encaminé por las cervezas a toda velocidad, tratando de sacar de mi cabeza la mala impresión que me causó. Fue la última ocasión en la que habló de esa forma tan minuciosa y vehemente sobre el tema.Esa noche, tuve una pesadilla bastante extraña. Soñé que unas naves parecidas a los drones de juguete que usa mi vecino para grabar fiestas de quince años y bodas, estaban destruyendo el planeta, o al menos la colonia donde vivimos. Todos los vecinos salían de sus casas, gritando como locos y apuntando hacia cierto punto del horizonte mientras los drones chamuscaban con rayos a todo aquel que estuviera parado bajo un árbol. De repente, un estallido estremeció todo y de un cerro lejano, salió volando una nave gigantesca en forma de puro; todo quedó iluminado bajo una luz cegadora; luego, el gigantesco crucero intergaláctico se posó sobre nosotros y empezó a secuestrar al que anduviera en la distraída o de curioso, elevando a muchos por medio de un haz luminoso color rojo. En medio del terror vi a la vecina, de quién siempre he estado enamorado, salir volando de su casa totalmente desnuda, dejando ver todos los pliegues, montes, cimas, oquedades y pelos que siempre desee; en un arranque romántico y heroico, estuve a punto de meterme bajo el haz rojo para ir tras ella cuando, de improviso, una portezuela se abrió y por está se asomó una mujer muy delgada, alta, ojos oscuros en forma de avellana, rasgos andróginos, cara alargada, cabellos blancos y muy parecida a Sigourney Weaver quien me dijo, sin mover los labios y con una voz parecida a la de la mujer que controla el tráfico desde el google maps, que aún no era mi momento, que mi padre, ahora nombrado Faltoyano, había intercedido para que yo no fuera unos de los ciento cuarenta y cuatro mil que serían elevados a la salvación para luego, ser re sembrados y construir así, el nuevo orden mundial; agregó, ahora con un acento helado como de grabación telefónica, que yo debía preparar el planeta para su regreso y que tendría que soportar el renglón oscuro de la era pos-humana. La puerta se cerró y el ingente puro mecánico comenzó elevarse silenciosamente mientras una música como de videojuego sonaba dentro de mi cabeza; al fin, se esfumó en medio de ese mismo sonido de explosión que la hizo aparecer; antes de que terminara de escucharse el eco que dejó la nave nodriza, me aventuré en preguntarle su nombre de manera telepática, mi sorpresa fue mayúscula cuando la mamarracha contestó con ese acento de computadora: "soy Akeya, aquella a quien tú padre ama" Le menté la madre a la tripulante de otros mundos; luego, grité con todas mis fuerzas el nombre de la deseada vecina. Desperté con mi estridente lamento de Tarzán y lo primero que vi fue a mi madre burlándose de mis gritos dirigidos a la hija de su comadre Eloísa y apuntando, con dedo de fuego, hacia la erección convulsa que portaba entre las piernas y le daban a la sábana el aspecto de una enorme carpa de circo. No me importaron las burlas de mamá y salí en trusas a buscar a mi padre para contarle que había soñado al OVNI que hizo ¡Bum! y a su amada extraterrestre. No lo encontré en su cuarto, no lo encontré en el baño, no lo encontré en la cocina, no lo encontramos ni en el expendio de cerveza. De hecho, no lo encontraron hasta año y medio después, sobre el camino de terracería de un poblado llamado paralelo treintaicuatro, buscando a la orilla del sendero pedregoso y enlodado una hierba llamada tatachinole para curarse las hemorroides que le provocaron, según contó a medios periodísticos, las múltiples violaciones de las que fue objeto por parte de una pandilla de extraterrestres habitantes de las pléyades, cuadrante espacial cercano a la constelación de Orión. Traía un extraño aparato amarrado en rededor de la cintura. Cuando los médicos le preguntaron qué chingado era ese extraño colguije, les contestó, con un gesto de vergüenza, que es una sonda que los extraterrestres le metieron en el culo para hacerle análisis de ADN y de esta forma, saber si su factor sanguíneo era compatible con el ADN de la líder del grupo de rebeldes cósmicos, una mujer llamada por todos Akeya, pero por los íntimos, Senyáse. El plan de la homínida, según la crónica periodística, era crear un híbrido humanoide capaz de destruir a los líderes reptilianos. Todo salió mal cuando se dieron cuenta que mi padre tiene sangre O-RH positivo, es decir, sangre universal y la sangre del universo no es compatible con los pleyadianos, pues estos son más antiguos incluso que el mismo universo. La noticia fue difundida hasta por televisión y el controvertido reportero Jaime Maussan le dedicó varios programas en sus emisiones nocturnas de Los Grandes Misterios del Tercer Milenio; en pantalla, mi padre gritaba sonriendo, a bordo de una ambulancia, hacia las cámaras de televisión: "ora, pinche Leopolda, para que veas! Decías que mi sangre la llevan en las venas hasta los perros; ¡mira ahora! ¡Es factor de interés extraterrestre!" Maussan informó, a voz de mi padre, de quién se hizo amigo entrañable, que los raptores celestiales lo abandonaron a las orillas de la carretera Mazatlán-Tepic y que el pobre trotamundos cósmico tuvo que caminar por toda la costa alimentándose de ostiones, cangrejos, y uno que otro pescado podrido, hasta llegar a la ciudad de Eldorado. No fue por el hecho de que se ventilara su aventura en cadena nacional ni por el sueño aquel que tuve horas antes de su desaparición; le creí al fin su historia de la abducción gracias a la sonda; científicos expertos en aleaciones metálicas describieron que el material con el que se diseñó este objeto anal, no ha podido ser identificado ni por los científicos de Vladimir Putin. De hecho, recibí una carta de la embajada rusa en donde, la sociedad de ingenieros genéticos de Moscú, afirman que el ADN encontrado en los restos de caca pertenece a mi padre y que además, un ADN desconocido hasta entonces por la ciencia humana, aparece ente las ranuras del raro instrumento quirúrgico; también afirman, en uno de los apartados del grueso expediente, que mi padre ha sido el último de los ciento cuarenta y cuatro mil abducidos hasta ahora y que su tipo de sangre lo hace resistente a todas las enfermedades que han flagelado al género humano, incluida la viruela, la peste bubónica, la gonorrea y la gota de marinero o putrefacción espacial, vulgarmente conocida por los médicos como sífilis. Hoy, este hombre objeto de la ciencia, ya es otro. Ya no cuenta su historia del OVNI que hizo ¡Bum! y solo se dedica a gastar el dinero que la comunidad científica de Rusia le deposita en su cuenta bancaria cada mes. Posterior a los sucesos, ya solo plática de amores imposibles y de la pérfida Senyáse. No está de ninguna manera triste. Celebra que todo haya por fin terminado porque a lo único que le temió tanto tiempo fue a la posibilidad de que lo internáramos en un manicomio. Me muestra un poema que le escribió a la revolucionaria de las pleyádes y me manda por más cerveza. Por las tardes, en vez de contar historias de ciencia ficción, nomás se pone a cantar, hasta quedarse sin voz, un poema bien raro titulado La Canción Del Elegido.
Solo se queja cada cierto tiempo de un dolor intenso en el ano. Él dice que este padecimiento lo tortura cada eclipse lunar o cada que hay lluvia de meteoritos y que se vuelve insoportable cuando el culo se le pone como un clavel totalmente florecido pues la marca de la sonda se recrudece cada que venus se acerca, de manera muy coqueta, a los cuernos de la luna. Para estos eventos inflamatorios agudos y a recomendación de su amada ausente, siempre tiene la alacena repleta de raíces de tatachinole, hierba importada por las casualidades del cosmos y a manera de polvo estelar desde el cuadrante cercano a la constelación de orión hasta nuestro bello planeta. Mi padre dice que rebautizó la hierba, en memoria de los sucesos y el futuro oscuro que le espera a la humanidad, con el nombre de: El Beso de Akeya para Faltoyano
Pesa la llovizna Alejandro Martínez Lira
Pesa la llovizna
Alejandro Martínez Lira
Pesa la llovizna. Pesa inmensamente sobre la noche,
y también debajo del silencio.
Pesa sobre mi voz, menos voz cada minuto,
menos sílaba,
aullido moribundo de un cuello muerto.
Pesa ahí donde mi voz escala
el fuego y se queda como el último
bastión de mis cenizas.
Pesa en mi cara y en sus restos, pesa en mis labios
taxidermia húmeda del olvido.
Pesa la llovizna inmensamente sobre la noche.
Pesa.
JOAQUÍN CAMPOS / Poeta en Pekín (Ed. Renacimiento, 2020)
JOAQUÍN CAMPOS
Poeta en Pekín (Ed. Renacimiento, 2020)
Traducción de Miguel Ángel y Florence Real
Cielo
Cielo negro que cae sobre nuestras cabezas;
cerebros que no grises sino negros
en un callejero insomne de edificios
como jaulas engarzadas las unas a las otras
sin más ventanas que las rejas
donde me ahorco y hago pie
sobre el lodazal de tus sueños
en forma de un progreso
cuanto menos extraño.
CIEL
Ciel noir qui tombe sur nos têtes;
cerveaux non gris mais noirs
sur un répertoire insomniaque d'édifices
comme des cages serties les unes dans les autres
sans autre fenêtre que les grilles
où je me pends et j'ai pied
sur le bourbier de tes rêves
sous la forme d'un progrès
pour le moins étrange.
Patria
Y allí estaban ellos con la bandera,
ondeándose bajo un cáncer celestial.
La tele puesta con el himno nacional.
El chándal de las Olimpiadas,
algo arrugado; desteñido.
Y las paredes de las casas
adornadas con fotos de Mao.
Y yo aquí, con un libro abierto.
Con la botella de vino semivacía.
Con el pimentón de La Vera
y unas setas silvestres,
cuando la tormenta me acompaña en mis
paseos,
besando a los chopos
indistintamente de sus tamaños.
Y entonces es cuando me doy cuenta
de que ésta es mi patria:
aquella que se extiende desde la mesa en la que
escribo
hasta la primera tienda de vinos o librería.
Y mi pasaporte,
ese mero documento.
PATRIE
Et ils y étaient, avec leur drapeau,
se balançant sous un cancer céleste.
La télé allumée, avec l’hymne national.
Le survêtement des Jeux Olympiques,
un peu froissé ; déteint.
Et les murs des maisons
décorées avec des photos de Mao.
Et me voici, avec un livre ouvert.
Une bouteille de vin à moitié vide.
Avec le paprika de La Vera
et des champignons sylvestres,
quand l’orage m’accompagne lors de mes promenades,
et que j’embrasse les peupliers
peu importe leur taille.
Et c’est alors que je réalise
que celle-ci est ma patrie :
celle qui s’étend depuis la table où j’écris
jusqu’au premier magasin de vins ou une librairie.
Et mon passeport,
ce simple document.
Mujer anónima
Era la escama de un pez
de cementerio de ballenas
aunque oliera a océano profundo.
Su pelo eran algas
y su coño ostras,
cuando de su axila
colgaban calamares
y de su espalda, medusas.
No es que supiera a mar.
Es que al comerle el coño
masticabas arena.
Y ya por la mañana,
su aliento era un ancla.
Ella era poesía
sin ser sirena.
Y yo la amé sin conocerla:
A manos llenas.
FEMME ANONYME
C’était l’écaille d’un poisson
de cimetière de baleines
même si ça sentait l’océan profond.
Ses cheveux étaient des algues
et sa chatte des huîtres,
quand de ses aisselles
pendaient des calmars
et de son dos, des méduses.
Ce n’était pas qu’elle avait un goût de mer.
C’est qu’en lui bouffant la chatte
tu mâchais du sable.
Et le matin, déjà,
son haleine était une ancre.
Elle était de la poésie
sans être une sirène.
Et je l’ai aimée sans la connaître :
À pleines mains.
RUECA / Jesús Marrero /
RUECA
Pedaleas en tu máquina de coser: el calor, el repugnante olor a tela. Aborreces la monotonía tanto como a tu vida; tu rostro lo dice cuando abres la puerta y encuentras de frente la realidad: tu vieja modelo Singer descolorida por el paso del tiempo, ruidosa y de pedales rústicos, semi arropada por retazos de tela de trabajos atrasados que nunca terminaras. «Te gustará» decía papá. ¡Si supieras hacer otra cosa! Sabes que a pocos les gusta remendar trapos, aunque llevas un pantalón lleno de cicatrices, y esa camisa, en el barrio te conocen por ella. Tu camisa de rosas, rojas como la sangre, enmarcada en blanco hueso. Tiene tres años esa camisa, Raúl. Confeccionada el mismo día que desapareció papá, con los conos de hilo que encontraste al lado de la rueca que por tantos años se ha guardado como recuerdo dentro del taller, y que el paso del tiempo le ha despojado incluso su valor de reliquia.
Raúl, por lo menos tienes clientela:
IGLESIA REFUGIO DEL CORAZÓN INC.
Esas señoronas con vestidos pentecostales que a veces vienen y te predican del adulterio, del infierno, que Sodoma, que Gomorra y luego como mandato divino, te piden rebaja. Te enojas, pero, qué podrás hacer con las siervas que no entienden el trabajo que implica armar esas batolas rosadas. Te distraes mirando los trajes de novio. No cabes, aunque le anexes tela. Te habría quedado preciosa la camisa morado fucsia. Combina con tu piel blanca. Usarías un sombrero clásico para tapar la calva y un bastón con estilo para disimular que arrastras el pie izquierdo.
Absorbes el olor a tela. Se torna densa como algodón húmedo.
Nada te divierte, ni observar al vecino mientras su compañero gime. Te excitabas. Corrías al otro lado de la calle (a casa), fue como tu esposa quedó embarazada y llegó José. Sigue tus pasos, aunque no quieras, como papá, el abuelo, bisabuelo… sí, todos sastres que desaparecieron como si la tierra se los tragara. Sin dejar más rastro que varios conos de hilo.
Dices que los abuelos al igual que papá se cansaron de la sastrería y sus esposas. Todos saben que no es tu caso, desde que ella vociferó que eras poco hombre «¡Buen maricón!», en fin, Raúl, evades alegando estrés.
¿Te marcharías? ¿Dejarías el taller a José? ¿Cuándo saldrás a comprar el hilo tradicional? Lo piensas. Pedaleas combatiendo el olor con el cigarro que acabas de encender.
Tomas la máquina, la observas, te pinchas, das tumbos en la ropa mutilada, sangras, un escalofrío te recorre el cuerpo. Maldices, cierras y te vas a casa.
Algo sobresale de tu abdomen. Como hilo, te asustas. Puede verse el miedo adherido a la piel. Te ves al espejo. Esa pequeñez pasará, piensas. ¿Qué daño podría causarte un hilo? Vuelve a tu cotidianidad, peléale a tu esposa por condimentar de más la cena, pero no le pegues al niño por jugar con pedazos de tela, él quiere ser como tú. Vete a dormir, deja tu esposa recogiendo los platos del suelo, cuando suba ya estarás dormido. No te fastidiará con el asunto del sexo.
El hilo se expande, ganando nervios, cada articulación. Te vuelves de tela Raúl. No sabes reaccionar a esta metástasis diabólica. Todo huele a trapo. Te causa asombro abrir un pequeño espacio en lo que debió ser tu vientre. Tus intestinos son de hilo. Esto no es algo de otro mundo, Raúl. Los hombres alguna vez fueron de barro. Hoy son de carne y hueso, una carne y unos huesos que algún día volverán a ser barro. Tu esposa lo entenderá. No te escondas, que no importe lo que piensen los vecinos o las siervas. Sólo imagina, un día a todos de tela caminando bajo un sol afelpado, o sus hijos jugando sin discriminación alguna en un aguacero de corduroy. Sé quién en verdad eres Raúl. Un hombre de hilo.
Te confundes, desnudo en la pila de ropa. Intentas llorar, pero tus cuencas ya no tienen lágrimas. Escuchas los gemidos del vecino como trenzado en una voz tenue y pasiva. El barrio está sin luz como acostumbra. En tu casa se acostaron. No te esperan. Te conocen, debes estar borracho en cualquier acera del malecón. No es así. Hoy es diferente.
Imagínate Raúl, mirar un mar de seda azul vapulearse, haciendo espumas de algodón. Un leder, succionando tu miembro acolchonado en un callejón de la Duarte. Giras la máquina. ¿No piensas en José? Los vecinos sacarán conclusiones, pero, qué dirán de un hombre de hilo, que se descose al ritmo de un girar, sin preguntarse si hay más hombres como él. Resignados a lo que son, aferrándose a la vida. Tu cuerpo está en los conos emanando su último olor a hierro y trapos para adoptar por completo su figura de hilo. Tu corazón se deshilacha, abres la boca y lanzas suspiros de tela. Lo cuentas. Buscas el último. Los de carne y hueso también lo hacen; cuando caen de un puente o cuelgan o agonizan en un charco de sangre ¿Crees ser diferente, porque eres de hilo? No, Raúl. Una rueca te diferencia.
Se terminó tu existir. Los conos están llenos. En espera. Algún día alguien lo encontrará y se hará una camisa de rosas, rojas como la sangre, enmarcada en blanco hueso, y tal vez, algún día, también será de hilo.
Inéditos/Anticipo de Entropía sucia / Juan Ariel Zúñiga /
Fotografía Juan Ossandon
Inéditos/Anticipo de Entropía sucia
Juan Ariel Zúñiga
Hoteles lejanos
No sabemos decir te quiero en otros idiomas
y solo dormimos tranquilos en hoteles lejanos.
Me desperté, llorabas y no supe más que
abrigarte con gazas quirúrgicas
Como si fueras mi víctima
De alguna manera también fuiste de la idea
y se nos arrancó el toro por el campo.
Sabíamos que nos arrepentiríamos
Apenas podemos pagar el alquiler, ya tenemos tres chicos;
la descomposición de siempre, más.
Me gustaría ser yo, pero es tu cuerpo.
Ya no se puede salvar esta distancia
Pienso
Mientras hipnotizado dejo mi mano en tu vientre
y al fin dejas de sangrar
Ya no sabremos decir te quiero ni en nuestra propia lengua.
No paras de llorar y yo también lo haría
pero alguien tiene que limpiar el cuarto y borrar las huellas
Te amo más que nunca, se me hace imposible decirlo
Veo tu rostro ahí y mis ojos
Que bella hubiera sido esa mañana todos juntos en el río.
Miro por la ventana del hotel la luz del final del verano
que apacigua la habitación, donde ahora
solo vivirán flores de plástico.
Ecuaciones
Esa casa
que al entrar o salir
tenía el mismo silencio
Esos árboles
que tu abuelo plantó
hace noventa años
La lluvia oceánica
sobre las ventanas
Ese resplandor adentro
de ti mismo
Las calles laberínticas y rojas
El deseo impermeable
como el aceite de las noches
Aquel muchacho infectado por el aguardiente
Ese gris pegajoso en las paredes
y en el aire
una serie de ecuaciones
sin terminar
en la muralla del baño.
Todos mis fantasmas reunidos:
que inútiles me parecen ahora.
Treinta años después
Dejaste de pasar
Has regresado al presente
a remontar la distancia, como los salmones
contra las laderas
En el futuro está todo tan claro
hay una llama violeta en el canal del regreso
No dirás que vieron esos ojos
-uno no siempre ve-
No revelarás fotogramas electrizantes.
Hay calma allá y tiempo
Todos son ancianos en estado de meditación
Las heridas son bellas islas amnésicas
Los teléfonos están arrancados y solo los pájaros
transmiten la información.
La alquimia se acabó con el cobalto
No hay máquinas ya de aniquilación masiva
Cualquier viento en contra huele a hongos recién sembrados
Alucinas a diario y buscas el amor como un adolescente
No hay padres ni descendencia
Las hebras helicoidales se abrieron
La diáspora sólo produce un opiáceo placer.
El pasado está tan cerca que es imposible
Postergar la sospecha y el diván
Solo escenas convulsas en fracturada edición
El presente es el insondable
Acá están todas las preguntas abiertas
la hoja en blanco
Treinta años después
La casa no volverá a estar vacía.
JOSÉ MARÍA ANTOLÍN / NOUS ENTENDONS TOUS / Pour le maître José Kozer
JOSÉ MARÍA ANTOLÍN
Traduit par Miguel Ángel Real
NOUS ENTENDONS TOUS
Pour le maître José Kozer
NOUS ENTENDONS TOUS
Nous entendons tous
Des fers à cheval morcelant le mystère
Et
Pré-aurore.
Trophée noyau les fougères dans l'ombrage –
Pour être retrouvés par l'esprit humain ils perpétuent leur inclinaison.
Quelle contre-ordre de la rosée peignée
Par les rafales de vent nous importe, où pressentirons-nous
Lequel notre soulèvement
Contre l'inertie du monde, enfin contre nos verres intérieurs qui nous orientent
Pour être renversés vers un autre matin
Comme des fossiles enfin dans un salon lavé et battu des millions de fois.
Elle ne s'acclimatera pas
À une autre salle que celle-ci – la musculature étrangère que je crains
Du souvenir, toujours avec ses phalanges inactives ;
Deux fois bu deux fois il sera –
Bu sous la dictature de lois polygonisantes chaussant mon pied
(Si elle est lointaine qu'elle soit palombe ici
L'eau des cieux, une fois de plus :
Et si proche – nano-oraison
Ou prière de vin jeune
Lavant des caméras de tubes et de fibres)
Oh triste dire – voyage immergé non ressenti,
Sans asphyxie sous-marine ; nous
Humains qui paraissons beaux sous une grande punition (souvenir).
Des êtres dont toutes les grandes musiques – dérobées à la folie.
Vaste monde brisé
Par la route nocturne vers Houston, –
Dépouille du Tatou
Dévoré
En complète solitude par le hibou inexpérimenté ; nuit au sceau inoubliable
Sa première charogne après le foyer maternel.
En observant l'abîme
Arrive l'autoportrait,
Une fois derrière la dure labeur de coloniser et de convaincre. Le travail ne trouve pas la plaque du jour
Où frapper. Une fois derrière la dure labeur d'être dans l'autre arrive l’autoportrait.
Je suis audio-esclave pendant la nuit.
J'ausculte le haut gouffre du ciel, rumeur d'ondes
Incapable d'inquiétude envers nos glandes, fosses que nous tentons
D’élever – tout comme notre soleil
Indifférent vers d'autres proches.
Bigarré geste coléoptère émeraude
Résonne
Contre la lame immobile de la maison. Ce design parfait attrapé jusqu'au bout de ses forces
N'ira pas au-delà de l'immense été.
Le prétérit de ce bruit ne nous importune pas – seulement par qui
Serons-nous visités, qui apparaîtra sous le masque du prophète Élias, le premier à voler.
Couleur abyssine, doux bleu secret en dehors du royaume du jour, il a été perçu
Au-delà de l'action des levures ; non, il a été vu lors du contre-voyage
Des mois chevauchant en arrière. Et
Depuis ses lumières de cordillère radicale
Est arrivée Arrive notre oblation envers l'Autorité,
Qui est décidée (dans une lamentation lyrique) non
Après l'avis d'en haut.
J'aimerais que ceux qui m'aiment
Voient mes actions secrètes interprétées seulement pour eux.
Avec chaque pluie vitale descendent
Des sons exacts depuis les Caraïbes.
De la graine ensevelie, doublement cachée
Par l'incroyable visibilité de son travail – nous ne savons rien, et rien
De la signification quand nous disons qu'elle arrive depuis l'Obscur. Seulement une telle ignorance
Nous habilite à penser et à nous laver cycliquement, –
À faire notre toilette rituelle.
Le visage du cotylédon porte encore les marques du suaire.
TODOS OÍMOS
Al maestro José Kozer
Todos oímos
Herraduras troceando el misterio
Y
Pre-aurora.
Trofeo núcleo los helechos en la umbría—
Para ser encontrados por la mente humana perpetúan su inclinación.
Qué contraorden del rocío peinado
Por ráfagas de viento nos importa, dónde intuiremos
Cuál nuestra sublevación
Contra la inercia del orbe, por fin contra nuestros vasos internos que nos orientan
Para ser volcados hacia otra mañana
Como ya fósiles de un salón lavado y millones de veces batido.
No se aclimatará
A otra sala sino a ésta — la foránea musculatura que temo
Del recuerdo, todavía con sus falanges inactivas;
Dos veces bebido él dos será—
Bebido bajo dictadura de leyes poligonizantes calzando mi pie.
(Si es remota que sea torcaz aquí
El agua de los cielos, una vez más;
Y si cercana — nano-oración
O rezo de joven vino
Lavando cámaras de tubos y fibras)
Oh triste decir — si no siente viaje sumergido,
Sin ahogo submarino; nosotros
Humanos que parecemos bellos bajo gran castigo (recuerdo).
Seres cuyas grandes músicas todas — robadas a la locura.
Ancho mundo roto
Por la carretera nocturna hacia Houston,—
Restos mortales del Armadillo
Devorado
En completa soledad por el búho inexperto; noche de sello inolvidable
Su primera carroña tras la casa materna.
Observando el abismo
Llega el auto-retrato,
Dejada atrás la ardua labor de colonizar y de convencer; el trabajo no encuentra la placa del día
Donde golpear. Dejada atrás la ardua labor de estar en el otro llega el auto-retrato.
Soy audio-esclavo durante la noche.
Ausculto el alto abismo del cielo, rumor de ondas
Incapaz de preocupación hacia nuestras glándulas, pocillos que intentamos
Elevar — igual incluso nuestro sol
Indiferente hacia otros prójimos.
Abigarrado gesto coleóptero esmeralda
Suena
Contra la lámina quieta de la casa. Ese perfecto diseño atrapado hasta el final de sus fuerzas
No irá más allá del inmenso verano.
El pretérito de ese ruido no nos importuna — sólo por quién
Seremos visitados, quién aparecerá con la máscara del profeta Elías primer volador.
Abisinio color, dulce azul recóndito fuera del reino del día, ha sido percibido
Más allá de la acción de levaduras; no, fue visto en el contra-viaje
De meses cabalgando hacia atrás. Y
Desde sus luces de cordillera radical
Ha llegado Llega nuestra oblación hacia la Autoridad,
Que es decidida (en lamento lírico) no
En dictamen de lo alto.
Me gustaría que los que me aman
Vieran mis acciones secretas sólo interpretadas para ellos.
Con cada lluvia vital descienden
Sonidos exactos desde el Caribe.
De la semilla sepultada, escondida doblemente
Por la increíble visualidad de su trabajo — nada sabemos, y nada
Del significado cuando decimos que ella llega desde lo Oscuro. Sólo tal ignorancia
Nos habilita para pensar y cíclicamente lavarnos, —
Asearnos ritualmente.
El rostro del cotiledón todavía lleva marcas de sudario.
De Elegías del rio Brazos (Fundación Jorge Guillén, Diputación de Valladolid, 2018)
EFI CUBERO Traduction par Miguel Ángel Real
EFI CUBERO
Traduction par Miguel Ángel Real
REFUGIO
Aquella vez podamos los frutales
para una cuarentena que alimentó la savia.
Variaba la calidad de nieve,
fue más húmedo el aire,
la atmósfera desintegró el espacio
para observar el mundo tal cual era.
La ramas revelaban la magia del refugio
-límite ilimitado iluminando límites-
por la benevolencia de la naturaleza.
Aprendió a despojarse para aguardar la luz
hallar lo que buscaba: respiración y cuerpo,
un único sonido entre los muros
modulando la aurora de la coda final
como entrega y renuncia de las acotaciones.
REFUGE
Cette fois on avait élagué les arbres fruitiers
pour une quarantaine qu'avait nourrie la sève.
La qualité de la neige changeait,
l'air était plus humide,
l'atmosphère avait désintégré l'espace
pour observer le monde tel qu'il était.
Les branches révélaient la magie du refuge
(limite illimitée illuminant des limites)
par la bienveillance de la nature.
Il avait appris à s'en débarrasser pour attendre la lumière
et trouver ce qu'il cherchait : respiration et corps,
un son unique entre les murs
modulant l'aurore de la coda finale
comme le dévouement et le refus des commentaires.
TEXTO
Texto de la existencia
de larga duración inacabada
que arropas y no aíslas.
El alma se ocupaba de buscarte
una eternidad simple como un juego
y todo era infinito.
Comprométeme a fondo,
que sienta tu saber en mi ignorancia;
que la lámpara ignore que es de noche,
y la ventana acerque la tarta de la luna
para que se alimente la escritura.
(Y vamos a escaparnos del embozo
tú y yo multiplicando las estrellas).
TEXTE
Texte de l'existence
à la longue durée inachevée
que tu protèges sans l'isoler.
L'âme se chargeait de te chercher
une éternité simple comme un jeu
et tout était infini.
Engage-moi à fond,
que je ressente ton savoir dans mon ignorance ;
que la lampe ignore qu'il fait nuit,
et que la fenêtre rapproche le gâteau de la lune
pour que l'écriture s'en nourrisse.
(Et on va faire tomber les masques
toi et moi en multipliant les étoiles).
LABERINTO
Si penetras las claves de cualquier laberinto
recuerda que te aguarda la salida.
Las alas que sucumben en descenso
abrasadas de sol y de utopía.
El ovillo, el espejo
por los itinerarios de las sombras:
la ebriedad de la sangre
el olvido.
LABYRINTHE
Si tu déchiffres les clés de n'importe quel labyrinthe
rappelle-toi que la sortie t'attend.
Les ailes qui succombent dans la descente
embrasées de soleil et d'utopie.
La pelote de laine, le miroir
dans les itinéraires des ombres :
l'ivresse du sang
l'oubli.
LASTRE
Desdoblado despliegue,
las islas emergentes
como una sucesión de lejanías.
Navego con el lastre
de todo lo soñado.
LEST
Déploiement dédoublé,
les îles qui émergent
comme une succession d'éloignements.
Je navigue avec le lest
de tout ce dont j'ai rêvé.
DIÁLOGO
(A Jesús Moreno Sanz)
Esta sensación de no ser casi nada de casi no existir.
La mirada golpea alguna puerta, y de pronto,
de par en par los ojos se han abierto
y entablamos un diálogo sin palabras audibles.
Es la comunicación más inmediata,
la que no necesita de saludos de trámite
ni excusas de antemano
ni siquiera el adorno del adjetivo justo.
Se ha llenado de verbos el vacío y es metáfora el tiempo,
como un campo de trigo la mirada se agita
en la extensión granada de lo que se comprende.
Hay un discurso claro y sostenido
con la complicidad de los silencios.
Y ahora tú me preguntas qué hago yo por París...
Y simplemente digo: deambular.
Ver gente que eterniza lo efímero y eterno;
determinado encuadre, la focalización de monumentos
mirados en la luz entre la sombra dulce de los castaños
sintiendo la extrañeza de los que un día buscaron
otra forma de ver. Sentir el rastro tránsfugo de esa luz
en el olvido de las manos desnudas del deseo,
entre los bulevares de las correspondencias
o en las turbias ojeras de la noche distante.
El errático busca reflejarse en los otros,
en los que ya no están y en los que ahora,
desde su soportable soledad
guardan la lumbre de los postergados.
Nada más hay que lo que el viento mueve
sobre los párpados del desasosiego.
Los secretos que alberga la ceniza
bajo las piedras del Père Lachaise,
esta visión de la inquietud que vaga por el mismo escenario
asciende la escalera de Montmartre fingiendo ser destino,
o se deja vencer sobre la silla
del café abarrotado en la rue Saint Germain,
por rescatar del fondo de la copa del Flore
ese telón de fondo que susurra entre espejos
que quizá no fue todo como nos lo contaron.
Brindo por los extraños, saboreo
la frutal transparencia de la vida.
Mientras mojo los labios, un vestigio de trampa
fija en los veladores repletos de turistas,
lo irreal de lo cierto.
DIALOGUE
Cette sensation d'être presque rien, de quasiment ne pas exister.
Le regard frappe à une porte et soudain
les yeux sont grand ouverts
et nous entamons un dialogue sans paroles audibles.
C'est la communication la plus immédiate,
celle qui n'a pas besoin de salutations de circonstances
ni d'excuses préalables
même pas de l'ornement de l'adjectif juste.
Le vide s'est rempli de verbes et le temps est une métaphore,
comme un champ de blé le regard s'agite
dans l'extension grenat de ce que l'on comprend.
Il y a un discours clair et soutenu
avec la complicité des silences.
Et maintenant tu me demandes qu'est-ce que je fais dans Paris...
Et je dis tout simplement : déambuler.
Voir des gens qui éternisent l’éphémère et l'éternel ;
un cadrage précis, la focalisation de monuments
regardés dans la lumière entre l'ombre douce des châtagniers,
en sentant l’étrangeté de ceux qui un jour cherchèrent
une autre façon de voir. Sentir la trace transfuge de cette lumière
dans l'oubli des mains nues du désir,
entre les boulevards des correspondances
ou sur les cernes troubles de la nuit distante.
L'erratique cherche à se refléter dans les autres,
dans ceux qui ne sont plus là, dans ceux qui maintenant,
depuis leur supportable solitude
gardent la flamme des relégués.
Il n'y a que ce que le vent fait bouger
sur les paupières du désarroi.
Les secrets que la cendre héberge
sous les pierres du Père Lachaise,
cette vision de l'inquiétude qui erre dans le même décor,
qui monte les marches de Montmartre tout en faisant croire que c'est le destin
ou qui se laisse vaincre sur la chaise
du café bondé rue Saint Germain,
pour récupérer au fond du verre du Flore
cette toile de fond qui murmure entre les miroirs
que tout ne fut peut-être pas comme on nous l'avait raconté.
Je lève mon verre pour les étrangers, je savoure
la transparence fruitée de la vie.
Pendant que je trempe mes lèvres, un vestige de piège
sépare sur les guéridons pleins de touristes
l'irréel de la certitude.
Extraits des recueils Solo inclasificable (Isla de Siltolá, 2021), Punto de apoyo (La luna libros, 2014 ) et Condición del extraño (La Isla de Siltolá 2013)
ANNE-JOSÉ LEMONNIER / Poemas de “Au clavier des vagues”
ANNE-JOSÉ LEMONNIER
Poemas de “Au clavier des vagues”, Ed. Diabase 2020
Traducción de Miguel Ángel Real
Soledad de Iroise*
El mar medita en azul
su soledad de ser el mar
tan contemplado tan abandonado
con horas que regalan
para nada
su obra maestra
Dichoso aquel
que sabe responder
a la cita
jamás fijada de la luz
Solitude d'Iroise
La mer médite en bleu
sa solitude à être la mer
si contemplée si délaissée
avec des heures qui offrent
en pure perte
leur chef-d'oeuvre
Heureux celui
qui sait répondre
au rendez-vous
jamais fixé de la lumière
* se denomina “Mar de Iroise” la parte del Océano Atlántico que bordea el extremo occidental de Bretaña, en Francia.
Historia de una amistad
El día de la primavera
respondes al saludo
de los narcisos en la veranda
con los ojos imantados por la playa
o por el jardín que se vuelve
la historia de una amistad entre las flores
Caminas
por las playas y los acantilados
para acoger con mirada plena
la luz nueva
y preguntarle
a cada lugar amado
cómo vivió el invierno
frente a las hordas salvajes del viento
Sueñas con un poema
que se abrace a la fidelidad del tiempo
Histoire d'une amitié
Au jour du printemps
tu réponds au salut
des jonquilles sur la véranda
les yeux aimantés par la plage
ou par le jardin qui devient
l'histoire d'une amitié entre les fleurs
Tu marches
sur les grèves et les falaises
pour cueillir à plein regard
la lumière nouvelle
et demander
à chaque lieu aimé
comment il a vécu l'hiver
aux hordes sauvages de vent
Tu rêves d'un poème
qui épouse la fidélité du temps
En la mano
en los ojos del pintor
el tiempo se lo llevó todo
eventos
y sentimientos
para volverlos azul
No hubo más dolor
sino azul
No hubo más belleza
sino azul
No hubo más muerte
sino simplemente azul
Dans la main
dans les yeux du peintre
le temps prit toute chose
événements
et sentiments
pour en faire du bleu
Il n'y eut plus de douleur
mais du bleu
Il n'y eut plus de beauté
mais du bleu
Il n'y eut plus de mort
mais simplement du bleu
Emoción de brumas
Consciente
le queda septiembre
para ser verano
el de los contemplativos
y los caminantes
el azul se modula con brumas
que acentúan la emoción
y el ejercicio de la mirada
El paisaje regresa
a su soledad
a toda prisa
con amplias mareas
La inmensidad salvaje despliega
el silencio inherente a su belleza
Émotion de brumes
Conscient
il lui reste septembre
pour être l'été
celui des contemplatifs
et des marcheurs
le bleu se module de brumes
qui accentuent l'émotion
et l'exercice du regard
Le paysage retourne
à sa solitude
à grands pas
à grandes marées
L'immensité sauvage déploie
le silence inhérent à sa beauté