Blog El descarnamiento del Arte

Teodoro J. Morales

Teodoro J. Morales

(Tarma, 9 de noviembre de 1942). Poeta en permanente creación, de honda sensibilidad humana y social. Tiene un estilo personal, el poeta argentino Ricardo Furlán ha dicho que su estilo se llama Morales. Autor de diversos libros, entre ellos: “Diario Conflictivo de Clase” (1974), “Elegía a la Paz Violenta” (1975); “En Memoria de la Suerte” (1976); “Elegía a las Mil Razones y una Indiferencias” (1979); “Cantos a la Soledad Terrestre”(1980); “Palabras para el Desencanto”(1981); “Imágenes para el álbum de una niña llamada soledad “(1986); “Canto para mi Silencio” (1986); “Transparencia de la Forma” (1988); “Instancias de la Voz” (1989); “Transfiguración del Insomnio” (1989); “Heredad Antigua” (1999); “Encantamientos” (1999); “Alameda de Ensueño” (2015), “Extramuros del silencio. La poesía en Tarma” y otros. Presidente de la “Casa de la Cultura de Tarma”. Dedica su vida al estudio y revalorización de la poesía, y de las letras en general.

 

DONDE LA PALABRA VIVE:

LUIS ALFARO VEGA: ENTRE QUEJAS Y CONTENTAMIENTOS

Escribe: Teodoro J. Morales.

 

 

           Llega a mí, EL MUNDO ES UN INSTRUMENTO MUSICAL (1) de Luis Alfaro Vega (2). El libro, tiene dos momentos: el primero CANTATAS Mención honorífica en el certamen de poesía UNA-PALABRA, Universidad Nacional de Costa Rica, tiene dos partes: A) CÁNTIGAS DEL CAÍDO, con trece poemas (pp. 13 a 35); y B) CÁNTIGAS DEL FÉNIX, con 26 poemas (pp. 41 a 84: y el segundo momento “EL MUNDO ES UN INSTRUMENTO MUSICAL”, que da título al libro, con 76 poemas (pp.83 a 164).

           Todos hablan de la vida, de piel afuera; pocos, se han interiorizado en ella para conocer su alma. El poeta, dice: “Soy mi propio territorio de verdades y mentiras”; y, en CANTATAS habla la vida misma, en su verdad, esa, de la que casi todos se avergüenzan de verla desnuda, y callan.

           Los títulos de los propios poemas que trae el libro, son significativos y hablan: “Mi otro yo”; “Dialéctica del desadaptado”; “Parodia del Loco”; “Enemigo de la Sociedad”; “Producción de Cenizas”; “Huellas en el Viento”; “Sin válvulas de evasión”; “Escéptico del Futuro”; “Estirpe de Sanguijuelas”; “Ancestrales Raíces”; “Umbral del día”; Descarga del despreciado”.

           El poeta, dice: “Mi infancia me dejó como herencia un corazón contrito/ y la sensación avara/ de que la mejor forma de estar en el mundo/ es resistiendo frustraciones/ o rezando, o muerto”. En Ancestrales raíces. Hay que tener mucha entereza, haber llegado a conocer a la vida en su esencia para hablar de ella, desde la profundidad misma de lo que es. El poeta en este libro habla de aquello de lo que los demás tienen miedo de nombrar; y en un acto de verdadera liberación de su espíritu, deja que su astro se exprese: “Me solaza la consciencia extraviar dentro de mi/ a mi otro yo que es imbécil y torpe/ y ejecuta dócil mis gustos, aunque sean prohibidos”. No es fácil ni sencillo conseguir interiorizarse en ese universo invisible donde los sentidos nos hacen vivir, donde las emociones construyen realidades materiales, y donde el intelecto da sustento a todas las filosofías que tratan de explicar la razón de todo lo que existe, y de lo que se vive.

           No es nada fácil hablar del ser humano en esa su verdad que lo hace caminar a diario; para llegar a eso, se tiene primero que empezar por conocerse uno así mismo; sólo entonces, se podrá decir “…el prójimo, / esa alimaña venenosa/ que direcciona hacia los otros su maldad con disimulo”.

           Este libro, sorprende cuando dice “…La desolación me arrasa adentro/ como úlcera venenosa tras la cabalgata triunfal/ de las pomposas conmemoraciones de la falseada historia. / Blasfemo hasta que se me enturbia la visión, grito/ irreverente, brujo del medioevo, / hasta el azoramiento de los sentidos, y caigo en trance”. En Dialéctica del Desadaptado.

           Escribir un libro como este, demanda ser y haber sido al mismo tiempo entendimiento de lo que se es. Una existencia como esa, experimenta y conoce de esa eterna lucha, que enfrenta a ese conflicto existencial, haber conseguido transfigurarse en aquello para hablar desde el ser, solo así se puede conocer a la vida en su verdad desnuda.

                “Nada, no tengo nada, me lo han dicho

                  los demás, con claridad, sin melodrama,

                  con ese énfasis de desprecio que los caracteriza.

                  Nada, no tengo nada,

                  ¡no tengo ni el derecho a tenerme a mí mismo!”

           Que trágico es decirlo. La verdad es así de dura, cuando llegamos a ella; pero, la real verdad es que, al fin, cuando la llegamos a conquistar podremos exhibirla como lo hace el poeta en este libro. Eso, es un real logro. Como cuando dice: “¿Quién hará el punzante recuento/ de los multiplicados daños infringidos? / ¿Quién recuperará lo que en ojos ajenos fui? / ¿Quién me reemplazará en esta parricida lucha/ contra mí mismo? / ¿Quién dará oxígeno a esta pertinaz ansia/ de derrota continuada? / ‘Quién, creyendo huir del lado fuliginoso de su desgracia, / más hondo/ y con más angustia caerá del mismo lado?”. En Producción de cenizas.

         Leer esto es, como despertar a una realidad que estaba dormida dentro de nuestro entendimiento, la que permanecía callada. En más de las veces, uno en silencio se pregunta así de cosas, pero, no se atreve a decirlas, ni tiene el valor de gritar todo aquello que nos hace daño.

         El poeta dice: “¿Por qué no consigo tener libre albedrío ni en el gemido?/ ¿Por qué cuando soy próspero, caído acontezco?/ Dímelo tú, que estás en mí como el ardiente aliento/ De lenguas de fuego que marchitan las ramas/ y desprenden las hojas, sin otra opción, sin otro horizonte/ que planear hacia la muerte./ Dímelo tú, que estás en el pedestal/ Del sociológico veredicto de que eres el prototipo deseable,/ El espécimen altruista merecedor de magnánimos premios,/ sujeto que modela la historia./ Dímelo tú, que no vertebras la locura,/ como mi sombra a la intemperie.” En Parodia del loco.

           Luis Alfaro Vega, refiriéndose a lo que escribe, dice: “Posee la ambivalencia que yo veo en la vida, una parte pesimista y cruda, y otra parte de animación y vuelo esperanzador”; en verdad, para llegar a eso, tuvo que encontrarse así mismo en esa unidad de ser de vida para entender todo lo que ella representa, eso le permite poder transfigurarse en todo lo que existe y hacerla hablar en su palabra.

           En la segunda parte del primer momento: CÁNTIGAS DEL FÉNIX, ahonda esa su preocupación de querer entender lo que realmente somos en lo que vivimos: “Déjanos en humildad vadear el paraíso que mostraste, / desde tu ferviente pastoreo contribuir/ para una nueva antropología”. “Aunque ayer te fusilamos, / y por innúmeras lunas te hemos ignorado, / déjanos arroparte, en sustancia viva, en llamarada viva, / arroparte. / Déjanos recuperarte, con noción de nueva sociología/ hasta el discernimiento de una renovada humanidad”. (…) “Transfiérenos la cordura hasta alcanzar la fertilidad/ que haga crecer el tronco e hinche la semilla que fecunde/ sin mácula el futuro”. (…) “¡Que la fuerza vital de tu ávido desasosiego/ sea la norma de nuestro pensamiento/ y nuestra acción”. En Exhortación al Guía

           Hay que ir hacia la conquista de la felicidad, a la realización de nuestros sueños, a la inauguración de nuevos mañanas con auroras de luz: “Si en algo retrocedo hacia mi origen/ no es en desventaja del futuro,/ es por el regusto de abarcar manantiales de fresco brote,/ aquellos que antes eran invisibles y ahora están presentes/ tras el verano de múltiples, rojos soles,/ embalsamando con su humedad los sitios más fraternos./ Si frente a algunos laberintos retrocedo/ no es por el destrozo, no es/ por el efecto taimado de maulas brumas, es/ por la humana emergencia/ de que no quede ni un solo pasmo relegado”. En Cántigas del Fénix.

           Muchos viven la vida sin entender por qué lo hacen, viven por vivir, eso no es bueno: “Caminantes somos en variopinta marcha/ a lo largo de los sangrientos milenios, / cuajados de yemas de nosotros mismos, / entreverados de palabras fundadoras, / unidos en tráfago de posturas y bríos, / en perpetua resurrección de añoranzas y virtudes”. En Unidad de Origen.

           El libro en su segundo momento: EL MUNDO ES UN INSTRUMENTO MUSICAL, profundiza esa búsqueda del ser humano más allá de un vestido: “Yo me sueño visitándome hacia adentro, / palpando los misterios más abstractos de mi identidad” (…) “¡Me encona la sangre la imposibilidad de ser yo!”. En Honda Psiquis.

           Hay hondos razonamientos, cuando dice: “Posiblemente eres un grano de arena que gira conmigo/ en la playa de un tiempo compartido, / o posiblemente/ soy una semilla que se arrimó a tu estancia/ en procura de penetrar tu fertilidad/ y germinar, / o posiblemente/ ambos somos el légamo silencioso/ de una misma sustancia y médula”. En Una Misma Sustancia y Médula.

           Hay una mirada a lo que se vive, a lo que se escribe en la historia con nuestros hechos: “¡La raza humana es un genuino sueño, / que fluye quieto en su caos! En La Raza Humana Es Un Genuino Sueño.

           A veces no se escribe- sobre lo que se vive, por vergüenza: “Los seres humanos estamos a merced de ambivalentes ímpetus;/ arrastramos nuestra figura a ras del suelo, / o elevamos la consciencia de animales con médula unitaria”. En Ambivalencia. 

           El tema en este libro, es un todo, un canto a la vida que se levanta entre quejas y contentamientos. No es ese canto dulzón de las grandes efemérides al que se nos tiene acostumbrado, es una expresión agridulce de una verdad que se vive a diario, palabra lacerante que aguijonea y fustiga. Leamos el libro, nos invita a levantarnos victoriosos por sobre todo esta suerte que nos toca vivir.             

           El tiempo vivido le prueba al hombre, que: “Somos el sentido contrario de nosotros mismos, / y de vanagloria en vanagloria/ nos hundimos”. Tanto que “Sintiendo el filo de la maledicencia/ avanzo con sudor frío ofrendando lo que no poseo, / robando con sutileza lo más caro y preciado de los otros”. En Enemigo de la sociedad.

              Para terminar, puedo decir, tomándole versos a Luis Alfaro Vega: “A ti te invito, y a ti, y a ti…/ Ven a este soliviantado andamiaje/ y recorramos colmeneros/ las abiertas distancias donde anidan las águilas. En Ansias de futuro.

           “Sé que has madurado en la quietud de las distancias,

             que otras páginas de humana palpitación

             se han adherido a tu enriquecido horizonte,

             pero sé también, que, en el fondo de tu ser,

             en tu médula y esencia,

             conservas el fragor y la pureza

             de aquel que remonta las cumbres de lo ordinario”.

                                                                          Sello del alma     

NOTAS:

(1) Luis Alfaro Vega. Es licenciado en Sociología por la Universidad de Costa Rica. Ha publicado: “Poética de la Muerte” (Editorial Oro y Barro -1998); “Libo” (Ediciones Colección Acosta – 2000); “Cabálicas” (Ediciones del Valle – 2006); “Luces y sombras de otro tiempo” (Corporación Educativa para el Desarrollo Costarricense – 2009); “El legado” (Montemira – 2018); “Los tristes pájaros del parque” (Ediciones Oblicuas – 2018)

(2) “El Mundo es un Instrumento Musical” de Luis Alfaro Vega. Colección Alejandría: Poesía. Ediciones Oblicuas. Primera edición: enero 2020, 164 pp. Ilustración de portada: Pintura original de Miguel Hernández Bastos. Imprime: ULZAMA. EDITORES DELD ESASTRE, S. L. Barcelona. Impreso en España. Formato: 15 x 21.5 cm