KRIPTONITA
II.-El continente: Sin Ruido
Fabiola Amaro
Creía estar preparado para todo. Para un delirio de héroe, una estampa de villano, salvar a todos como un gladiador, incluso quedarme desnudo, pero ese día salió el sol, y no se abrieron. Ahora el cielo se burla de mis alas.
Caminaba por la acera mientras la lluvia le escurría en el rostro A paso lento, sin prisa, los pantalones pesaban como si trajera piedras, no más que aquellos pensamientos que le torturaban. No se dio cuenta de quién era ella, no la reconoció. No eran los celos incrustados en el pecho, no era nostalgia, incomprensión, ni soledad, era la pregunta obligada. ¿Me amas? No lo sé dijo ella, incertidumbre. Todos le conocen.
¿Cómo fue que sucedió? Ese día no llegaste a casa y todo mi mundo se vio tirado en dos palabras. Ella dijo: No regresará. Y te esperé con la luz apagada uno y otro día hasta que ya no daba miedo estar a oscuras. Padre: que las sombras te traigan de nuevo a la luz de este universo, al recuerdo de este niño, como un héroe.
Últimamente esta ciudad no se parece a ninguna otra, las calles lucen vacías y la gente se esconde en sus casas, cierran las puertas, seguramente dormirán temprano para no sentir los pasos gigantes, soñarán para no sentir el miedo, le dirán a sus hijos que ella no existe, que es un invento. Pero ella es tan astuta que se presentará en diferentes formas y devastará todo a su paso. La espero en lo alto de este edificio, por lo menos haré sonar una sirena para que corra el que pueda, para que tengan oportunidad de salvarse. Después de todo, ya estoy muerto.
Fuimos cómplices en un lugar donde no habitan las estrellas, en la guarida que escapamos de nuestra forma más humana, dejando que hablaran nuestros actos, huyendo de todo aquello que nos hace daño. Un acto de comunión, devorando nuestra mutua identidad. De repente sucedió, una mañana lo vi en el espejo, descubrí que el monstruo del que escapaba: era yo.
Tanto miedo destilando por los poros, tanta carga de significados, caminar sin rumbo bajo la tormenta sintiendo el agua mezclarse con las lágrima, signos y señales no vistas, había caído bajo la ignorancia de la palabra, anagnórisis la palabra errada bajo una identidad desconocida.
Despertó en otra urbe, rayos de la mañana le obligaron a abrir los ojos, su cabeza daba vueltas para recordar, las manos cubiertas por guantes y ese traje que desconocía, botas, antifaz. Se levantó, vio su capa estaba rota, ¿por qué tenía una capa?, entonces reconoció su imagen en ese cartel “Se busca”.
Tengo frío, desde hace rato mis pies están congelados, y no siento nada que no sea el frío. Solo veo el hilillo de sangre que sale de mi cabeza. Unos dicen que la caída fue estrepitosa, otros dicen que alguien me enseñó a volar mal, yo no sé nada. Todo lo que hice fue para salvarte. Lo último que recuerdo: te dejé en lo alto de ese rascacielos, te di la seguridad que te hacía falta, te besé en la frente y entonces alguien me empujó. No me di cuenta que caía.
Afuera llueve y pienso en el final de nuestra historia, tal vez no estaba preparado para ello, la confianza fue demasiada y quizás no fue la mejor opción , la amistad entre dos héroes no puede ser pura, siempre hay egos de por medio. Hay poderes que el otro quisiera tener, volar, controlar el fuego, desaparecer. Pero la fuerza de tus ojos en los de ella, fue demasiado para mí, por eso sigo aquí viendo las calles mojarse de fe.
Conocerte fue prioridad mi deseo más grande y sincero. Saber gustos y preferencias, conocer virtudes y defectos, tus sueños y pesadillas. Sabía más de ti que incluso tú mismo. Tus debilidades fueron mi arma secreta, tus pasiones mi certeza, tus habilidades mi razón de ser. Ahora te veo como todo enemigo, tan íntimo.
III.-Plano secuencia: Antífona o la mujer maravilla
Soy la que te permitía seguir la que te impactaba de tal manera que cambiabas de forma, te seducía con poderes únicos, extraordinarios, fui quien te llevó al abismo y luego te sujetó. Te convertí en héroe de mi propia vida, desaté tus manos para que escaparas del enemigo. Te arrastré a la paz de mis ojos, te di de beber la materia de mi cuerpo. ¿Qué? ¿No lo recuerdas?
Esa noche volví a sentir su aliento, el sudor corría por mi rostro, como río desembocaba en mis pechos, mi corazón latía al recuerdo de esa identidad, recuerdos en serie condenados a repetirse una y otra vez, liberando mis sentidos del instinto. A veces el deseo, es más fuerte que el temor de conocer al villano.
Clavó sus pupilas detrás de mi antifaz, puso el gesto preciso en otra cara para producir algo que aún no he podido esclarecer, una fusión de emociones que pasaron de la indiferencia al dolor, golpe a la razón. Me quitó la sonrisa inocente, mi gastado sombrero de arlequín, me dejó el sarcasmo, la locura.
Mientras estaba noqueada en el piso entendí todo, confié demasiado en este disfraz. El verdadero equilibrio solo existe para quien puede descifrarlo. Saber caer, no se aleja mucho de saber amar. Tal vez un poco de justicia no pase de largo, tal vez en otro cielo aprenda de mis verdaderos poderes.
Era el emblema de su corazón atesoraba palabras y silencios, distancias, azules paraísos. ¿Era mío o nunca lo fue? palabra que no salía de su boca. Una ingenuidad creerme parte de su vida, un soplo en su lecho. A kriptonita y pocos días, a kriptonita y pocas noches, hacíamos de cada encuentro un rito entre superhéroes.
¿Era ella o era yo? Porque todo fue tan real fuera de este mundo.Tanto espacio en su cama, y cada uno abrazando a otro. Cuando creí saber quién era yo, me llamó de otra manera. Ahora no sé quién es él.
Sacó de su bolso
un secreto
lo puso en mi sien
Déjame ir murmuró
salió de otra dimensión
adoptando una identidad distinta
indescifrable
Apretó el gatillo
y libre fue
La capa y este antifaz
se queda quieto
A nadie le importa
ser heroína en este juego
Mi condición de enamorada
es requisito de una historieta
con todo y su final no tan feliz.
No te culpo
también mi vida secreta
se deriva en el reconocimiento
de todos los mundos
Queda reducida
a la piel que seduce
tu disfraz
Pertenecer a un territorio
a un planeta inexistente
Dejar poderes guardados
en un rincón de mi guarida
Aminorar esta fuerza
para someterse a la voluntad
de un hombre que no es de acero
Por sus manos
corrió el latido
de mis venas
Cuando el superhéroe cayó
me convertí en gata que aúlla
lamí sus pies desnudos
regresé al hogar
una vida más me acecha
Soy esa clase de mujer
que se queda parada en la cornisa
esperando al viento y la verdad de una noche
Las calles no siempre cuentan historias gratas
hay un vértigo seduciendo
se cruza con mis piernas de acero
me hace inmortal
Este corsé no es utilería para encontrar mi sex appeal
no se define en las líneas precisas de una cintura
Es mi armadura
un caparazón de heroína
no se rompe
con cualquier viento