
Cristina Arribas González
Cristina Arribas González entiende el arte como un todo unificador con diferentes herramientas que la permiten expresar su poética.
Entre su estudio y formación encontramos proyectos como “Ciò che sta dietro la parola” o “Ser D Arte”, en los que armoniza la poesía con la pintura y la fotografía.
Es autora de los poemarios Memorias de una voz (Hanan Harawi, Perú, 2015) y La derecha que amó a la izquierda (La cosa escrita, México, 2015) y colaboradora en revistas culturales y literarias de España y Latinoamérica.
Sus poemas han sido recogidos en diferentes antologías y sus obras han sido expuestas en ciudades como Madrid y La Palma.
Ha sido fundadora de espacios artísticos y culturales como Hijos de marzo, destinado a la difusión de artistas emergentes.
La revolución del no poder
La revolución del no poder
Cristina Arribas González
Cuando era pequeña tenía visiones no de esas que percibes sonámbula o en un estado de extrema ensoñación, o las visiones a las que te lleva la locura, eran visiones de ficción. Tenía el no poder de cambiar las cosas, porque esas cosas solo cambiaban para mí; llegaba, alborotaba todo y me iba. Llegué a creer que este poder solo lo compartía yo. Que nadie más podía sentir esas cosas mágicas y terroríficas a la vez. Que compartía un poder único de ver más allá del lenguaje, más allá de los símbolos. Llegué a enfrentarme a ese poder, tratando de que desapareciera, quise de alguna forma desaparecer con él. Me oscurecían las ideas que me llegaban, las sensaciones que no entendía. Tenía miedo. El miedo a no poder con el Amor. Esa luz que te invade, que te empuja, que te abriga. Esa luz amorosa que te revoluciona. Esa luz que eres tú.
Tengo ya una edad en la que esas visiones ya no me encuentran y debo descubrirlas en la inmediatez de los abismos y las despedidas. Es donde escribo. Escribo cuando la visión me descubre ‘asesinando’ lo creado. Jamás me gustó amortizar las visiones, porque la verdadera revolución solo se encuentra en el no poder. Cuando nadie entiende el porqué, cuando nadie sabe por qué, sucede la visión. Sucede porque suceder no es entender.
Toda el alma / Cristina Arribas González /
Toda el alma
Cristina Arribas González
Suena oscuro y silenciosamente amoroso y el traqueteo de los picos al ascender a nuestros troncos
seducidos por la temperatura de la hilera de pasos al fondo percutiendo calóricamente entre frutos y sábanas
El ajetreo y la fricción de sus patitas
El traspiés de sus marcas
La señal de despedida
Enseñar al cuerpo a posponer la ardiente
cicatriz de ese pellizco en medio
de la discusión de los fluidos
Amarse a fondo
Con ternura de suspiros suspendidos
Ahí en ese aliento de fuego y aire
Ya casi aclimatados
Esos cuerpos
Se comen todo el alma
Son cuerpos sabios que no se necesitan
que adquieren la indumentaria de pasos y pellizcos
Repiten pasos y pellizcos...
A la Rosa de Xavier Villaurrutia / Cristina Arribas González /
A la Rosa de Xavier Villaurrutia
Mi rosa habla con engrandecidos dientes
No como gardenias en tangos fáciles
Mi rosa se mueve como pelo hacia el viento
Ese gesto es mi rosa
Cada molécula de caricia en invocación telúrica
Mi rosa llama como un teléfono sin alambres
Siempre está oscura y silenciosa
Aquí como la tuya
Pero habla mucho cuando se la necesita
Aquí hay tanta rosa como rosas
Haciendo limones
Haciendo otros frutos
Como un paladar de ácido y rosas
Nacientes rosas en espectros de agua dulce
espejos de sal
Moradas que golpean en el agua
Rosas que amo y olvido
Me llaman a veces con el mismo nombre
Rosa de puñal, rosa roja
que galopa
Visiblemente castigada hacia el cielo
En mi sombra yo la llamé rosa
Rosa que ya no existe cuando hacia el amor llega
La muerte dando la vuelta al mundo / Cristina Arribas González /
La muerte dando la vuelta al mundo
Vamos a morir todos: ese es el requisito de lo global. Desencadenando una fractura de caída tras caída. Puede que todo esto no sea solo un síntoma, una opción para algunas personas. Puede que haya llegado el momento de no especular con cómo moriremos, a pesar de seguir haciendo bromas absurdas en torno a ella: la muerte. ¿Por qué reír ante la tragedia? ¿Por qué no hacer que el orden sea nuestra tragedia? El orden, la medida, la prudencia. La conciencia vital de una sola vida. No la de los medios críticos, la vida que está en los confines de nuestro ser y ahora despega en forma de realidad mortal. Pienso en la intemperie, en la “soledad mortal”, en aquellos que no llego a saber qué son, somos, y me pregunto quién soy y qué hago aquí. Cómo puedo seguir sabiendo que la tragedia se acurruca como una especie de ovillo (rosa) en mi estómago y me dice. Ya estoy aquí. No me puedo imaginar la herida, el hueco, el vacío que dejo, deja (el valor) en todos vosotros aquellos que nos vamos, iremos. Al fin nos iremos como dormidos, mecidos por nuestro grito (interno): podríamos haber hecho más, hicimos lo que pudimos. Cristina Arribas González
CUANDO UNO EXPONE / Cristina Arribas González /
CUANDO UNO EXPONE
Cristina Arribas González
El ejercicio de exponer es un acto de vacío. Uno se vacía al exponer una obra. En el caso de la pintura, y en mi caso, me vacío de tal forma que me siento triste. La tristeza es el lugar del desalojo, de la oportunidad del cambio. Cuando uno expone se enfrenta no al otro, ni a su consideración. La obra personal no es materialmente asequible a la opinión; necesita de un gusto por la estética, aquí hablo en términos de ÉTICA estética. La obra de estas características no es materialmente asequible al dinero. No tiene un precio en el mercado. Cuando uno expone realiza un gesto hacia uno mismo. Es un trabajo de configuración espacial, de lugar. Da un lugar a lo creado. Llevo años creyendo que hacer lo que hago no es igual al trabajo del artesano, del profesional del arte. Está más cercano a la palabra. A la DIALÉCTICA. Entendida como herramienta de la Hermenéutica. La dialéctica se acerca a la interpretación, a como uno se coloca o sitúa en el plano cívico, de la polis, de la vida, del alma. La filosofía ahonda en la raíz de la polis. Vivimos en términos filosóficos. Esto qué quiere decir. Que procuramos interpretar lo que se nos ha sido dado, inconscientemente también. Somos una especie caduca, cercana a la muerte. Esta consciencia mortal nos configura como intérpretes universales.
DE LA VIDA A LA POESÍA: ACTOS MUERTOS (Un ensayo hacia nosotros) Cristina Arribas González
DE LA VIDA A LA POESÍA: ACTOS MUERTOS
(Un ensayo hacia nosotros)
Cristina Arribas González
Durante esta carrera me he encontrado las siguientes acciones: personas que no te querían aportar la documentación de un contrato, personas que plastifican libros intentando que no veas los errores de impresión, personas que te piden dinero con la intención de menoscabar tu ilusión, con los años he aprendido a distinguirlos, personas como estas desnaturalizan la poesía. Y Siempre me he mantenido firme. Para mí la poesía tiene poco que ver con el lucro, la poesía es una intención, una acción hacia delante. Estas personas están entre todos nosotros, siguen publicando libros, abriendo librerías, editando. Y la cultura sigue poseyendo al arte, porque vivimos en un mundo en el que ya vale todo.
Los llego a comprender metidos en la porquería de un mundo rápido y poco cultivado. Cultivar es alimentar. Las cosas nacen podridas cuando no cultivamos la simiente.
Animamos a la gente a leer, a los escritores a escribir, pero seguimos pisoteando los derechos de las mujeres de los niños (ojo, he escrito niños en masculino), queremos un mundo callado, lucrado. Todo es demasiado intelectual o demasiado superficial. Lo intelectual es inteligente, el conocimiento se expresa en una actitud frente al mundo. Filosofar, es ser amiga, poetizar es tomar posesión de la palabra, de lo que significa, entenderse en, poetizar es significar. (DARLE CONTENIDO AL MUNDO).
El libro ha dejado de tener significado contemporáneo. Ya en Europa ocupa el lugar de clase, especie, en Latinoamérica sobreviven algunos, aunque la plaga ya se está derramando. Derramar otra palabra con contenido almático y vital. El libro se ha convertido en una especie de indeterminismo figurado como lo que pretende la cultura con el arte. Con la idea de novedad. Todo es nuevo al mismo tiempo que es, que se produce… todo es muerto.
Hay lugares donde se habla de profesionalizar el arte, incluso escuelas, estas están vacías de contenido, porque para que el arte sea arte necesita de una experiencia libre y auténtica. Estas escuelas mienten vilmente porque saben que pueden hacerlo, porque están apoyadas por la institución y al artista solo le queda entrar en la rueda.
Cuando me he querido proyectar, cuando he ofrecido cosas diferentes, siempre ha resultado extraño porque estamos acostumbrados a entendernos en lo que debería ser. Pero el ser está muy lejos de todo esto, por ello nuestra mayor revolución contemporánea es ser. Querer ser.
Me pregunto qué significado actual tiene la poesía, si hemos alcanzado ya al ego y trabajamos más allá de la palabra. Qué sentido tiene escribir. Si dejar de escribir es un acto de entrega con la palabra.
No sé si alguna vez seré contestada, puede que mi aportación sea sintetizada algún día con una historia como los pueblos muertos. Los pueblos de todos nosotros y que solo existen en los sueños como una moraleja del realismo mágico.
Y aquí todos los pueblos seremos nosotros intentando mirarnos.
Lector, oyente, orador / Cristina Arribas González /
Lector, oyente, orador
Cristina Arribas González
(Me pregunto si en la actualidad existen más oyentes que lectores
a partir del fenómeno de la Jam y Slam Poetry de poesía)
¿Por qué hemos dejado de leer poesía para escuchar poesía?
Es curioso que nuestro fin solo sea escuchar y que afirmemos que un gran porcentaje de los poemas que oímos en público no alcancen nuestras pretensiones. Me pregunto con eso qué esperamos de la poesía. Si nuestra necesidad de salvarla no es más que una manera de oprimirla. ¿Qué debemos mantener? ¿Por qué hemos instrumentalizado la poesía? Dotarla de funcionalidad, solamente de escucha, dificulta enormemente nuestro trato con la palabra y su intención comunicativa... esta visión, este estado de inmaterialidad está muy relacionada con la memoria. Desmemoriados queremos ser. Desde mi punto de vista la poesía no es inmediata juega un papel importante en la raíz, en la esencia misma de significado. Cambios en las estructuras mentales. Interpretaciones. Lo que requiere un estado de estar con el texto en comunicación y comunión se obvia por la interpretación, es más importante la interpretación que las propias palabras. El oyente ya espera un cómo, el cómo que el lector no encuentra en el prólogo.
Puede que lo más próximo al poeta sea el actor, y que vayamos a disfrutar de un espectáculo, digo puede, siempre y cuando, se tome posesión de lo que estamos haciendo. Si queremos que nos oigan y no nos lean. Si deseamos que el personaje sobresalga por encima de la palabra y todo sea una misión de nuestro ego, puede. Si hay una intención más allá de nosotros mismo puede que sobreviva la palabra, y quizá consigamos entendernos en ella. Las pretensiones siempre dañan la intención, y puede que nosotros ya seamos esa intención.
Hay que buscar un acto revelador de comunicación en vez de obrar como receptores pasivos. La poesía es también un acto de contención, una simulación de lo que podemos dar, de lo que podemos ofrecer. Me pregunto qué podemos esperar del solo hecho de ser escuchados. ¿Hay tanta necesidad de ser escuchados? ¿El fin de la comunicación es ser escuchados? Me imagino un lugar donde no se vaya a leer, se acuda con una intención de revelar lo que la palabra no acaba de determinar, no un estado de compartir emociones, sino un estado de pensar, crear y dar al mismo tiempo, sin pretensiones domésticas, el hecho en sí de ejercer nuestra pura voluntad como seres humanos.
Ser cuerpo en nosotros rostro /Cristina Arribas González/

Ser cuerpo en nosotros rostro
Cristina Arribas González
No somos lo que escribimos
Crear es dar sentido
la estética del sentido
No somos lo que escribimos
somos lo que devolvemos
el tramo que cierra la línea
que perfila la curva
la geometría
No somos lo que escribimos
somos todo aquello
que no somos
Ser en no ser somos
como abrazados
a la criatura del espejo
encerrados como niños
No somos lo que escribimos
no somos lo que escribimos
Somos
Quizá como la muerte se ha ido para no regresar jamás
Se ha ido a la metáfora de las cosas mismas como una huida al infinito
Se ha ido a la caricia
que se desprende con el filo de las sábanas
Y no me arropa
Se ha ido con el frío
Con el calor del dolor
que sueña
Se ha ido para no volver jamás a mi cuerpo
Para estar como extraña en las corrientes y yo olvidar su nombre
Olvidar cómo se llamaba
Aquí en lo maravilloso
No voy a escribir a mi nombre
Voy a escribir a todos los nuestros
A los de los cuerpos mutilados
les voy a devolver los brazos
para sostener la herida
Les voy a devolver lo que no supe amar
y con girones les voy a trazar mi piel
Como un mapa de sentidos
a lo inoportuno
porque así me siento regalando cosas que al fin me serán devueltas
Como una coordenada del final
Trazo mi propio mapa
Mi propio ser
Ha dejado de dolerme
para interiorizarme
como si por dentro se pudiera desaprender a doler
Como si fuera ese fósil en forma de concha entre medias de la idea y la forma
Ha dejado de doler
como el cuerpo que se desaprende
se hace piel en girones de piel
y reinventa la palabra dolor
Su dolor ya es ajeno.