
Víctor Hugo Díaz
Víctor Hugo Díaz nació en Santiago de Chile en 1965. Ha publicado “La comarca de senos caídos” en 1987, “Doble vida” en 1989, “Lugares de uso” en 2000, “No tocar” en 2003, “falta” en 2007, “Antología de baja pureza (1987-2013)”, México-DF, 2013, “Hechiza, poemas anticipados”, México, 2015, en “Antología de la Poesía Chilena del Siglo XX”, Ediciones Vitruvio, España, 2016 y “Lo puro puesto”, Chile, 2018. En 1988 obtuvo la primera Beca de Creación Taller Pablo Neruda; en 2002 la Beca de Creación del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. En 2011, 2012, 2013 y 2014 ejecuta el Proyecto Escritos de Sur a Norte, Poesía de Chile en México; en 2015 Fronteras sin Límite, Poesía de Chile en Perú y Bolivia; Poesía Chile en México 2018 y DOBLE VIDA, Poesía Chile en México 2019, apoyados por el Fondo del Libro y la Lectura. El año 2004 ganó el Premio Pablo Neruda en su Centenario, por trayectoria y obra, otorgado por la fundación del mismo nombre. Sus poemas han sido publicados en diversas revistas y antologías, además cuenta con numerosos trabajos críticos acerca de su poesía. Es reconocido como una de las voces poéticas actuales más importantes de Chile.
Dobles 5° Set - Inéditos Julieta Marchant / Enrique Winter Selección: Víctor Hugo Díaz
Dobles
5° Set - Inéditos
Julieta Marchant / Enrique Winter
Selección: Víctor Hugo Díaz
Julieta Marchant
Fragmento de En el lugar de la mano, el ímpetu de un río
Por frío y humedad se descompone. El pasto bajo los pies, aproximarse al borde de piedra. Las piernas rectas, el tronco levemente inclinado, los brazos arriba, las manos se tocan. La espalda proyecta la extensión de una altura, los omóplatos se separan. Aguantar la respiración, el fuego en el abdomen desciende. Lanzarse y, en el espacio entre la orilla y el agua, perder el aliento. Nadar en un tiempo al que la letra no accede. Golpea un rostro el lenguaje y ya no es posible restaurar. Las palabras no restituyen. Elevación y retirada. Imagino que tomo tu mano, abro los ojos, en mis palmas un grupo de pequeños peces buscan calor en el frío. Mi mano impávida deja que el agua la queme. En el lugar de la mano, o donde debiera haber una mano, el ímpetu de un río. Se desgasta el ritmo en los pulmones. Consume la imagen de alguien en el aire.
Los cuerpos se quejan de los cuerpos
cuando la mano empuña
y no sabe de palabra que pueda encallar.
Los animales se quejan de los cuerpos
aprenden a defenderse.
Ante la mirada de un gato nos extraviamos, ante el fuego que se aproxima y hiela. Constelaciones de pensamientos aprenden a constelar instantes impensados que la boca no apresa. El camino sutura lo que el paisaje disuelve cuando el ojo se abre. Nos miramos de cerca y pensamos que la cercanía es suficiente. Pero aprendo a defenderme.
Mirar el lenguaje de cerca y pensar que la cercanía es suficiente.
El bosque ardió por frío. El frío es el espacio que separa a la carne de la carne. Suturo tu cuerpo. Las puntadas alcanzan para una pierna. En el lugar de la mano, el vacío de otra extremidad. Un cuerpo necesita ser abrazado porque es un cuerpo, con la presión se apacigua. No es una necesidad sensible, sino vital. El sistema nervioso se equilibra y somos equilibristas en los contornos del otro. Lo pensamos como un instrumento de urgencia. Mirar la página allí donde la página no significa más que eso: la página. El bosque está compuesto de páginas, compuesto de barro, compuesto de pequeños jardines que es posible imaginar para encauzar el error. Y cuando me dijiste quédate imaginé un ínfimo patio en una palma.
Hubo un océano
el océano fue el paisaje fundamental
frente al que el pensamiento supo su límite.
Hubo un bosque
el bosque fue la amplitud
frente a la que el corazón supo su exceso.
Hubo frío
hubo noche
hubo un modo de custodiar
y uno de extinguir.
Los animales se reservan. No hablan aunque escuchen. La página se reserva. Las lenguas agonizan y luego se renuevan. Los animales pelechan y luego se concentran. El cuerpo es una concentración. Cuando duerme se torna una envoltura. Ignorante de sí, se distiende y olvida. Olvidamos cuando soñamos. Olvidamos que estamos soñando. Soñamos que es posible olvidar y caemos. El ojo se abre y mira a su semejante. El océano se quema y el bosque es un humedal. Y entonces las palabras: corazón en vez de alma, alma en vez de espíritu, espíritu en vez de aliento. Aliento, soplo, bufido, grito, clamor, súplica, rezo, queja, exigencia. El corazón se vuelve una exigencia en el lenguaje. Las palabras conducen a más palabras. Pueden tomarse de sus extremidades. Los cuerpos no conducen. Son conducidos y, sin embargo, se acaban. La página también concluye y sutura la lengua allí donde la lengua olvida.
Enrique Winter
CEDÍA QUE LA PALABRA
es una cosa y si es una cosa
lo más probable es que sea
como la oreja una herida
o esos paréntesis entre la ceja y la pestaña
para lo visto
cómo confiar en un aceite
así de transparente y claro
luego de sopaipillas
pasadas y empanadas
fritas las papas y refritas
cedía que la palabra
es un encierro narrado con aire
entonces solo caben dos opciones
para la palabra maltrecha
y devaluada porque esto se trata
de cuánto compra
o de mirar las nubes en la luna
y decir a qué se parecen
creaturas de mar carroza con caballos
un jinete con una herida en la cabeza
bordes de cinta adhesiva recién quitada
del aviso se arrienda bajo el influjo del alcohol la lluvia
la primera opción aislar las venas
que la irrigan presionando pulgares
sacar todo lo que no sea
la herida misma
pus cuchillos
y sellarla con un parche curita
por ejemplo para que deje
de sangrar y no moje ni se lea
ya como herida la palabra
se piense un parche como
cualquier otro los miles
de parches producidos
por los niños de china
otro respondía que no que
la sal pica pimienta y la salpica
aquí verde y ají
del gas por tubería al fuego
en la sartén saltan las sales
sobre la herida que no sana
cuando se escribe con condón
pero quién querrá leerlo cuando llegue raja del trabajo
en esta esquina la palabra del poder
y en esta otra el poder de la palabra
la segunda opción es abrirla
ensancharla más allá de la carne haciendo un océano de ese punto
rojo nadar crol en ella hasta más adentro gritando en cada boqueo
estilo mariposa de donde el cuerpo supiera que estaba herido
traspasarlo si es posible dejar a la sangre de los peces brotando
en oleadas que pasen por ahí hasta por casualidad rumbo a otros
miembros que la requieran algas incluso por las calles submarinas
un maremoto que por la herida abierta de la palabra manen todas
las palabras una sobre otra mojando hasta los cerros tan opacas
que no se viera el rojo volviéndose el café de grano de los troncos
por capas y leerlas todas horizontales como paisajes y verticales
retratos del fracaso pasional porque nadie lee menos un graznido
de pájaro viniendo a la tierra revuelta cuando es maleza aún y nada
en la sangre hasta aletearla amarilla del aromo y del aroma de la azul
herida el arma y presagia a un extraño en el gimnasio de la muerte
pero lo de aislarla lo cedía sinceramente como opción
palabra
blanca y hueso
fuera
del cuerpo la
noche amanece
limpia como la hija
en el primer día de clases
parche en la boca
ambas palabras un castigo
una herida la segunda
a lavársela con jabón
diciéndolo
sin lectura ni más sangre de la prometida por ella como herida
otro respondía que no que
somos mucha gente y más los lugares sin gente
y ojo el grano del papel ha enterrado el resto de los sentidos
arrastrando la quinua y el cuscús fuera de donde estira la toalla
cedía
devolverle a los poros lo que las palabras
les robaron el mundo nada menos
si no me toco un pie con el otro no sé si estoy
descalzo devolvérselo en uso de las mismas palabras
vida para las lenguas manos narices y orejas muertas
vida a través de su propio asesino
con perdón sin olvido
los agujeros en la piel para que entre el día pulsando
en los tapones
la sombra sobre la palabra sombra
me engaña la creo un doblez del libro de anatomía traducir así
páginas transparentes de órganos huesos piel una sobre otra
al tacto tácito
cuando invoca un recuerdo es que lo crea
había perdido la sana costumbre
de ponerle nombre a las cosas que quiero
que la palabra deje de llegar tarde a ellas a puro nombrarlas
con los ojos y solo ven un lugar a la vez
cuántos seres sabrán que hoy es domingo
que el amaretto del helado ya está en la almendra
y la chorrea la almendra anticipando el sol
como las flores del aromo
cabecita de aromo me cedía también cachancho
si es una cooosa exclama cuando le parezco tier
no nombraron colores los antiguos
en rojo negro y blanco aglutinaron
los que vieron importa si mate o brillante si seco o húmedo
no tomaron piscola los antiguos
y un hielo en la piscola parece un ojo de los tuyos
nunca olvido una cara
esto que escribo viajó al futuro en que se lee
y para hacerlo es al pasado donde viajas
a mi pasado no al de los antiguos
pero nada es tan espantoso como quien lo cuenta cree que es
la nostalgia un cuchillo de cocina
o la mancha que limpias con el dedo
y ya no está en el dedo ni en la mesa
cedía que el fin es el fracaso pero el fracaso no es el fin
el ánfora pecera el macetero las cajas de herramientas costureros
cuántas cosas existen que no necesitamos
para decirte cuánto vales requiero números y puntos
comas y aquí no hay
que la calle me calle
entre lo que las cosas dicen
y yo golpeo de ventanas y nada más podría
leer del soplo si es que apago la música o se mete
entre lo que las cosas dicen
y
Julieta Marchant (Santiago de Chile, 1985). Ha publicado Urdimbre (Inubicalistas, 2009); Té de jazmín (Marea Baja, 2010); El nacimiento de la hebra (Edicola, 2015), parcialmente traducido al inglés como TheBirth of Thread, traducción de Thomas Rothe (TinfishPress, 2019); Habla el oído (Cuadro de Tiza, 2017) y Reclamar el derecho a decirlo todo (Pez Espiral, 2017; JámpstereBooks, 2019). Es codirectora de los sellos Cuadro de Tiza Ediciones y Editorial Bisturí 10.
Enrique Winter (Chile, 1982) es autor de los poemarios Atar las naves, Rascacielos, Guía de despacho y Lengua de señas, de la novela Las bolsas de basura y del álbum Agua en polvo, publicados en once países y cuatro idiomas. Traductor de libros de Dickinson, Chesterton, Larkin, Howe y Bernstein, ha recibido los premios Víctor Jara, Nacional de Poesía y Cuento Joven, Nacional Pablo de Rokha y Goodmorning Menagerie, entre otros.
Con destinatario Cartas marcadas / Muestra Plástica de Juan Carlos Mege / por Víctor Hugo Díaz
Con destinatario
Cartas marcadas
Muestra Plástica de Juan Carlos Mege
por Víctor Hugo Díaz
Para muchos el acto físico de pintar ya no se justifica, pues hoy contamos con recursos tecnológicos y audiovisuales que igualmente son capaces de generar y transmitir experiencia estética y conceptual.
Como resultado, el arte del pincel ha sido, por algunos, parcialmente circunscrito al ámbito de lo ornamental, solo a color y forma, limitándolo a la competencia de la mano y el ojo.
Por el contrario, voces diferentes como la incisiva Crítica Avelina Lésper, afirman que las artes plásticas y visuales deben estar respaldadas por el dominio total de las técnicas tradicionales del oficio, el conocimiento académico y el ejercicio permanente. Esto como exigencia básica, antes de poder comenzar a explorar senderos creativos; validándose solo así y desde ahí, cualquier opción, práctica o actitud vital frente al arte y su proceso.
Esta postura de Lesper, rígida y conservadora en apariencia, es en realidad una base, una plataforma desde donde comenzar el avance hacia su verdadero objetivo crítico: el desenmascaramiento de una sucesión de actos, discursos, accidentes y denuncias, autodenominadas artísticas y renovadoras, que se sustentan artificialmente en demandas civiles, problemáticas del hoy ciudadano o en la “genial” inmediatez; pero desde una superficialidad sin abismo, desde lugares ya vistos, aquello pegado con saliva demasiado temático y reconocible (con anterioridad), que entrega una lectura sin luz ni descubrimiento, en donde un espectador sin información, sin mapa de ruta en las manos o sin un guía exégeta, está imposibilitado de participar.
Lo sorprendente es que muchas de estas acciones o incidentes, consiguen visibilidad y respaldo teórico e institucional; aunque engañosamente, como sostiene Lesper, a pesar de contar con todas las piezas ajustadas para envasar el “producto” y su difusión, hay un factor, un requisito fundamental que siempre está ausente: La experiencia estética.
Desde otro ángulo también coincido, sin ninguna duda, en que el artista y su creación son residuos y síntesis de su tiempo, su contexto social y su materia prima simbólica; pudiendo hacer uso de todos los elementos, signos, materiales, posibilidades y significados a su alcance. Sin embargo debemos también establecer que el arte no son solo “nuevas ideas”, manifiestos, rupturas o conceptos representativos, incluso con potencia y voluntad. El arte exige la ejecución de obras.
En este escenario 20/20, sobre el “Atril” de la discusión y apuesta entre el ojo, la imaginación y la vida; nos llega a domicilio este envío, Cartas marcadas, la presente muestra pictórica de Juan Carlos Mege.
Esta producción, se “Enmarca” dentro de una propuesta de pintura y color ejecutada con exactitud y definitiva expresividad. Utilizando técnicas fronterizas y arriesgadas, siempre al borde del siguiente paso gestual. Siempre en el límite, en la aduana; un trabajo donde pigmento y trazo se entregan al público en su grado esencial, no figurativo, persiguiendo lo estrictamente deseado.
Esta colección de cuadros de Mege, logra entregarnos una visión y un sujeto poético que se tensiona y descose en el instante en que los sellos chilenos antiguos intervienen, alcanzando un sentido otro, más abierto y significativo.
Al primer contacto parece un gesto inútil y casual, pero que ha sido planificado con anticipación. Siendo capaz simultáneamente, de izar un acto creativo en su estado de naturaleza (Entrevistas, Enrique Lihn), como de seleccionar un ícono de la huella, un tótem del viaje y el encuentro personal entre nombres, cuerpos y voces; es decir la marca, la “inscripción”, la evidencia que alguien dejó en la escena, representada por los timbres de correo.
Por evocación, las estampillas nos llevan a la imagen de la “Carta”, a su función y peso simbólico. Algo así como el sinónimo de un “Nosotros”, pero vestido con fibras deshilachadas, sobras textiles, restos de una prenda que ya perteneció, una ausencia “apuñalada” en la palabra amor; esto en contraposición rotunda a la poca permanencia y vínculo que des-comprometen las redes sociales, los medios y los modelos de comunicación.
Estas, son Cartas marcadas con timbres Postales que sin tiempo ni distancia, dan sentido profundo a este “gesto doble” e ideal protagonizado por un emisor y su destinatario.
Juan Carlos Mege, construye una metáfora táctil, homogénea y de amplia lectura. Donde el armisticio o reconciliación binaria pintura/concepto, adquieren su forma; otorgando materialidad a este “lugar creado” en donde hacer y decir son el único objeto. Ahí donde, de manera hiriente, el pincel captura el movimiento vertiginoso del lenguaje actual, su fugacidad, este alfabeto efímero y su acelerada descomposición. Haciéndonos reflexionar sobre la forma de comunicarnos entre nosotros; con nuestra memoria e identidad. Plasmando en estas obras una experiencia inasible y Estética; es decir este ahora sorprendente… en que la vida está sucediendo.
Juan Carlos Mege Báez, nace en Cerro Verde, sur de Chile el año 1968. Sociólogo y cineasta, con estudios en filosofía, historia del arte y escultura en piedra.
Desde el 2003 su trabajo visual ha sido expuesto en distintas ciudades chilenas. El 2005 lleva sus obras plásticas Corpus Cristi y Máquina de Combate al formato audiovisual, realizando el mediometraje docuficción Maquina de Combate. El 2009 estrena su primer largometraje Hotel Marconi.
Desde el 2010 a la fecha, continúa experimentando entre el arte visual y la cinematografía. Dirige los largometrajes Salvaje en Lonquimay-Chile y Venus en San Clemente de Tuyu - Argentina. A partir del 2017 es miembro de la red cooperativa internacional de clusters audiovisuales. Entre sus acciones artísticas en desarrollo se cuenta con un poemario inédito y dos guiones de cine, para ser realizados el 2020 y que abordan temáticas de brujería, ecología e injusticias sociales en la región.
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Fotografía cuadros y retrato: Camilo Echegoyen Cárdenas
Poesía Chilena Actual DOBLES / CUARTO SET /Juan Malebrán / Paula Ilabaca Núñez /
Poesía Chilena Actual
DOBLES
CUARTO SET
Juan Malebrán / Paula Ilabaca Núñez
Juan Malebrán
A medida que avanza la tormenta
De todos modos
no hay
manera de evitar el riesgo
que suponen ciertos territorios
—urticaria y necrosis—
los dominios del ciempiés o
el vello de la apasanca
(bol.-pollito, tarántula)
mañas aprendidas en terreno
prácticas imposibles
sin holgura
porque no hay manera
una vez que la boca se llena de mosquitos
quizás en eso consista hablar claro
igual que volver la vista
hacia un río tibio
pero infranqueable
y ver tan solo vaho
ante lo poco que se distingue
avanzar tras el rastro de la hierba
como único indicio:
las huellas de un galope
que el lodo cubre a mitad del sendero
A contraluz y a mitad del aire
como un suicida contoneándose en plena asfixia
o un puentista balanceando la tensión del elástico
ejecuta acrobática su movimiento la oruga
caso omiso el que hace a cualquier fatalismo
que sobre ella pese
absorta en el vértigo que la contiene
grácil como una suerte que muy bien conoce
algo en ella provoca recelo
preocupada tan solo por la brisa
ajena a todo tipo de lapsus
como si fuese cuestión de sincronía
soltar el respiro que descarga al cuerpo
justo antes que el letargo agote su frescor
tuerce la voluntad del día
desde el filo de una hoja mientras pendula
al compás de una danza discordante
y en espera de una adultez que sinuosa rechaza
Breve anotación sobre un reptil al caer la tarde
elgecko no es más que un lagarto
que atraviesa claros y cambures
una sombra entregada al ruido
que los grillos proyectan entre la hiedra
una silueta invertida
contrariando la gravedad o
un cuerpo inmóvil frente al cálculo
previo al impulso y la embestida
parecido a la imagen
que guardamos de él siendo niños
cuando el mundo se mostraba
ajeno debajo de las piedras
un pequeño reptil
transparente en su tibieza
mínimo en su quietud
como el viraje del girasol
bajo el que ahora mismo reposa.
Juan Malebrán (Iquique, Chile - 1979)
Ha publicado Reproducción en curso (Edit. YMC, 2008), Bozal (Edit. YMC, 2014 / Edit. Hebra, 2015), Entretenciones mecánicas (Edit. Cinosargo, 2016) y Trópico (Edit. Aparte, 2019). Ha sido compilador de f/22 Antología poética cochabambina (Edit. La Ubre Amarga, 2011) y, en colaboración con Gladys González, de Ulupica, trece poetas bolivianos actuales (Edit. Libros del cardo, 2016). Ha obtenido la beca de creación literaria del Fondo del Libro y la Lectura, Chile los años 2005, 2016 y 2018.
Paula Ilabaca Núñez
***
Tuve sueños, padre. Sueños que no me ayudaron en lo absoluto. La tierra y las hierbas eran nefastas. Sagrada fue el agua cuando calculé el espacio entre mi misma terquedad
y sus rostros. Caminé y caminé, padre. Iba de frente. Dejé atrás el patio. Hondas mañanas se pusieron de acuerdo para mí. La sensación triste no desaparecía. Inventé nombres, combatí con ansias. Cada noche murmuraba: padre, soy yo en medio de todas estas religiones.
***
Ellos me querían cazar. Ellos se venían en el dorso de mi mano, padre y no había cómo alimentarlos. Tenían cicatrices. Buscaban las maneras. Y siempre mi voz se erguía como una tormenta amplia batiente entre sus bosques. Vamos al bosque decía (era el perro negro) lleva el par de hachas decía (la voz escondida en mi clóset) que a esta bruta raíz del veneno la sacaremos entre ambos. Papá, soy yo en medio de todas estas religiones.
***
Desde el fondo cargante y negro emergió un ángelus, padre. Tenía el rostro escindido. Puso la miel y las armas a mi costado. Nos amamos todas las noches desde que nos conocimos. Teníamos el lumbre de una fogata y desde allí salía una lanza. Teníamos todo, padre: el mal la lluvia los
corderos deshilvanados la corteza el hambre gangrenas deseo plenitud ahogo respiración. Por las noches dormíamos muy juntos. Por las mañanas amanecíamos de la mano. Pasábamos por la tierra y la herrumbre. Teníamos un grito para llamarnos. Decíamos: todo se congela si es
que tú no estás. Decíamos: ven y trae la roca; golpéame, soy tuyo.
de su libro Penínsulas, RIL Editores, 2019.
Paula Ilabaca Núñez (Santiago, 1979) es escritora, editora y docente, Licenciada en Letras y Educación por la Pontificia Universidad Católica de Chile. Recibió el Premio Pablo Neruda 2015 por su obra poética, el Premio Juegos Florales 2014 por su novela La regla de los nueve y el Premio de la Crítica de Prensa Literaria en Chile 2010 por su libro de poesía La perla suelta.
Poesía Chilena Actual DOBLES /TERCER SET /Eugenio Dávalos Pomareda /Ignolia Mardones
Poesía Chilena Actual DOBLES
Eugenio Dávalos Pomareda /Ignolia Mardones
TERCER SET
Selección: Víctor Hugo Díaz
UN ÁRBOL DE CEREZO
En esta cosa diaria de la vida y de la muerte
Un árbol de cerezo en pleno invierno
Aguardamos quizás por esos frescos brotes
No habrá ese otro posible encuentro de hombres que se aman
Incertidumbre / pero insustancialidad / ya mañana
A morir sin un acordeón sonando o un ser querido que deje por
Con una banda de jazz al té de las cinco de la tarde tocando
O bien ocultando la vida travestida en los malls
Amanecer contigo abrazados sin perder el tiempo
Amándonos: una broma antes del desayuno
Cubrir con cal los esqueletos / adorarlos en su abrazo
Esta eres tú mi amada un fémur con el número 14
Y este hueso roído soy yo querida con el número primo 2
Eso / por lo menos: intrascendentalidad
Y los versos que se escribieron se van a la
Basura
A desbaratarte?
Si con pimienta si con sal si con harina
O un poco de miel para endulzar la piel agria
Del agobio
Te abandonarán pero llevarán consigo el sabor
De tus tripas y entre sus garras garfios trompas o
Dientes trozos de ti saboreándote aún Mientras otros comensales se te apropian
Para dejar puro hueso y pellejo y uñas
Creciendo y pelo creciendo
Sin nada más que se parezca a ti
Que memoria que algún día tal vez
Fuiste feliz o llevaste a tus hijos al campo
O miraste las estrellas
O te tuvieron entre los brazos
Alimentándote
Para este festín
ESTACION CENTRAL
Tú me has abandonado aunque vives conmigo
Da lo mismo que estés o no estés en casa
Da lo mismo que sea un poeta borracho apocalíptico o
Todo se ha perdido
No existe para mí el otro ni epifanías
Tú eras mi último cable a tierra
Muchas mujeres hermosas caminan a diario por la ciudad
Pero ninguna eres tú
El amor es una piedra negra cuyo corazón es hierro fundido
Dejemos las cosas así nomás
sin aspavientos
Sin hacer de nuestras vida otra mala película de Hollywood
No nos alcanza para dramas shakespereanos
Dejemos las cosas como están
Que fluyan
Yo en mi inmensa soledad
Tú al lado mío
Sola en un auto que se aleja
ESTACION CENTRAL; Eugenio Dávalos Pomareda, Faroaustral Editores, Santiago de Chile, 2019.
- Bibliografía
2019 Publicación séptimo libro de Poesía : ESTACIÓN CENTRAL
2015 Publicación sexto libro de Poesía : MITOS O LOS OJOS DE LA PIEDRA
2007 Publicación quinto libro de Poesía : IN MEMORIAM: SANTA MARÍA DE IQUIQUE.
2004 Publicación cuarto libro de Poesía : EL HOMBRE SIN MISTERIO.
1994 Publicación tercer libro de Poesía : ESCRITOS SOBRE ARENAL
1992 Publicación segundo libro de Poesía : NATURALEZA MUERTA
1990 Publicación Primer libro de Poesía : LA COPA DE NEPTUNO - Página/s
web del autor http://eugeniodavalosp.blogspot.com https://es-la.facebook.com/eugenio.pomare
CERDA PIEL, Ignolia Mardones, Ed. Cuerpos Troquelados, Santiago de Chile, 2019
Nadie pudo llorar ese día
Ignolia Mardones, Santiago de Chile, 1982. La poesía ha sido parte de su vida, a partir de los noventa no ha dejado de escribir versos.
Integró talleres literarios, participó del Colectivo poético “Las Perras Románticas”, realizador de ciclos de poesía con un enfoque de entrevistas
a distintos autores de la literatura nacional, especialmente poesía y narrativa.
Socióloga de la Universidad ARCIS, magister en Comunicación Política de la Universidad de Chile.
No saben otra cosa sino manejar EN REVERSA. / Víctor Hugo Díaz /
No saben otra cosa sino manejar EN REVERSA.
Víctor Hugo Díaz
Así comienzo esta lectura de EN REVERSA de Freddy Araneda Osses, Ed. Cuarto Propio, Chile, 2019; con la imagen final del libro, la que creo, sintetiza icónicamente el contenido crítico-social que está presente como palabra y memoria, imagen y presente, a través de todo su recorrido.
Pero este énfasis puede ser, en este caso, solo una táctica, un material de construcción a narrar; un pretexto de escritura que actúa como soporte para indagar en más amplias y diversas experiencias del habitar en el hoy. Así se va enhebrando la historia de Chile, su quiebre y la quiebra en términos de mirada, con relaciones cotidianas de afectos y necesidades personales, en un parpadeo en que el paisaje externo y sus ruidos, se ven reflejados como efectos y resultados en el interior de la voz de Andrés, el personaje atópico, el único personaje; de algún modo el que somos, solos en medio de todo. Los nombres, las situaciones y lugares que lo rodean, son medios o vehículos articulados que permiten la puesta en escena de este discurso crítico, transparentemente político y actual.
Aquí tal vez radica, emerge y se hace evidente la particularidad de EN REVERSA de Freddy Araneda Osses, porque a partir de la acción narrativa, lo contado a fin de cuentas, se generan otras instancias paralelas, algo así como representaciones teatrales fugaces, donde los personajes invitados operan como portadores de análisis, profundidad y significado, arriba del escenario. En esos momentos, la novela se proyecta a sí misma como en una pantalla de televisión, durante un programa donde estas voces que toman café, son los participantes y panelistas. Sin duda un excelente instrumento, recurso y estrategia de montaje.
EN REVERSA, mezcla ficción y actualidad explícita, recurriendo a diversos registros que generalmente no se encuentran, que nunca viajan juntos en el mismo vagón del Metro: actuación, escenario, planos, narración y diálogos; articulados para así alcanzar mayor contundencia formal y expresiva.
Otra consecuencia estética de la lectura de este sólido libro, es la permanente sensación de carencia y traición; eso que siempre está ausente, inconcluso, adeudado y faltante; subrepticio tanto en el imaginario íntimo como en el público.
Por otra parte su evidente contenido político y su presencia temática a través de toda la novela, nos señala y expone el egoísmo, la indiferencia, la soledad como posesión y un futuro poco prometedor, si no inexistente. Propalando el fracaso de los grandes relatos, los proyectos colectivos y las promesas.
Ya hacia el final de sus páginas, el autor nos vuelve a desviar del camino, instalando ante el lector una nueva tonalidad, un nuevo registro del cual valerse para enriquecer, sorprender e inyectar mayor goce y dinamismo a la lectura, igual que ese último músico que se integra a la orquesta, ignora la partitura y lo cambia todo. Me refiero a ese melancólico gesto discursivo que en su recorrido hace un viraje hacia el comic; ahí donde se entrecruzan las historietas de guerra, la caricatura y el gran chiste Patrio.
En los ojos un viaje, un texto siempre en movimiento; porque el desplazamiento es la forma, contenido y funcionamiento mismo de este libro.
Para quienes habitan la realidad como interpretación y constante movimiento, esta Escritura, por sus singularidades y características, se podría representar mediante la imagen de un vehículo público textual en circulación; donde las voces y personajes abordo, podrían leerse entonces, como pasajeros transitando y transitados por la ciudad en Modo Escenario, extrañando un país que nunca fue, por una calle de doble sentido llamada “tiempo”. Inhalando cada mañana, dentro y fuera del libro, incertidumbre y frío. Posando incrédulos para una selfie generacional, pero en negativos; registro y metáfora acertada del fracaso de un modelo que nos muestra, que la palanca de los cambios prometidos… se sigue manejando EN REVERSA.
Santiago - octubre - 2019
Poesía Chilena Actual / DOBLES / Domingo Díaz /Roxana Miranda Rupailaf SEGUNDO SET
Poesía Chilena Actual
DOBLES
Domingo Díaz /Roxana Miranda Rupailaf
SEGUNDO SET
Selección: Víctor Hugo Díaz
EN LA CANCHA
Los hombres de gris manejan
la carpeta bajo el brazo
y conversan de fútbol
Sacan la voz para defender a sus ídolos
-que le pego con la zurda, con el borde interno,
con el empeine…
Hablan de su nuevo auto
-es mejor que tener a un hijo
él no me falla…
Cuando ríen, es una risa falsa
fuerte y rápida.
Buscan siempre la mejor tajada
Dejan miserables propinas
y fuman cigarrillos suaves.
LLAMADA DE INVIERNO
En plena lluvia
con pantalón de verano y polera
con ropa interior rota
y solo una moneda
para hacer la llamada
Nadie al otro lado de la línea
Le di golpes al aparato
y empezó a caer
el necesario metal
que recojo uno a uno
con la vergüenza de que todos miren.
ESA CANCIÓN QUE NO QUIERO OÍR
Ahora que está conmigo echo de menos
esa época solo.
Llego a mi lugar, escucho sus lamentos
y la canción que no quiero volver a oír.
Veo la semilla
el desgaste natural de las piedras
la deformidad de su cuerpo.
Escucho como se habla del peso
y de la apariencia.
Escucho el ruido de la galleta eléctrica sobre la cerámica
la gotera
el ciclo de las cosas.
Domingo Díaz, Santiago de Chile, 1957. Ha publicado Turno de día (2008), Tara (2010), Herido de vida (2013, primera edición Chile, segunda edición México). Ha participado en diversos Encuentros literarios, leyendo sus textos en Universidades y centros culturales, publicando parte de estos en revistas y páginas web. Fue fundador de la revista de literatura El Ermitaño. Forma parte de las antologías Lector se busca (2002), Los Premios (2005) y Onomatopeya. Antología de poesía chilena (2012) presentada en la Feria del Libro de Guadalajara.
1
Me dejo peinar en el ensueño mal de ojo es esto
Pasmo de corazón dice mi orina
Agua de carmelitas untadas a la lengua
Punza la pena de los abandonados
Mal de ojo es esto
Falta tu líquido mezclado con mi orina
Mixtura de humores mi mal
Mal de ojos es
que me arranques los cabellos tras las sábanas.
2
Repito este mi rezo por si vienes.
Aquí, frente a las olas me arrodillo.
Invoco tus cabellos anudados por la sal.
Espero a que aparezcas en la tercera ola niño-pez.
Que me trague el mar.
Que me lleven desnuda por la espuma.
Y allí, donde entre piedra venga arena.
Espero me ilumines en la tercera ola.
Ya sabes que son tres los arco iris derramados en el aire.
Ya sabes que me duermo entre las rocas esperando a que aparezcas.
Repito este mi rezo hasta que vengas.
Envuelto en esas algas que te crecen desde el sueño a la tristeza.
3
Abiertas las lunas sobre el barco
de las fiestas.
Blanco es el niño en el círculo
que lo devuelve al llanto
y a la inocencia de verse repetido
en los ojos de la madre.
Él sabe que son tres los arco-iris
que pasan por mi sangre.
Él sabe y lo repite con su oleaje.
Para él abro este mar.
Para que pasen
sus caballos por la sal
y no se ahogue.
Blanco,
transparente,
es el niño que gira diez veces
en círculo a la izquierda.
Repite el mismo movimiento
y yo extasiada
comienzo a morderle en cuatro lenguas.
Y son tres los arco-iris que él me sabe.
Y son cuatro los colores que hay adentro.
Y él todo lo sabe por presagio
por sueño venido y repetido.
Vaticinio de lunas cayendo en las almohadas
del niño atravesado por los peces.
Roxana Miranda Rupailaf ( Osorno, Chile,1982) Ha publicado "Las Tentaciones de Eva" , Premio Príncipe concurso Luis Oyarzun. Región de Los Lagos (2003), "Seducción de los Venenos (Lom, 2008)," Shumpall " (Del Aire, 2011 /Pehuen, 2018), Kopuke Vilu (Pakarina, Lima 2017) y " Trewa ko" (Del Aire, 2018) El 2012 recibió el premio Municipal de Literatura de Santiago por "Shumpall". Además ha publicado en antologías y diversos Encuentros de poesía.
Poesía Chilena Actual / DOBLES / Selección: Víctor Hugo Díaz
Poesía Chilena Actual
DOBLES
Selección: Víctor Hugo Díaz
Primer Set:
Ingrid Escobar/Miguel Ángel Guajardo
IV
Hijos del roce que arrasa
hijos del toque de queda
pobres pagando peajes
bajo la luz intermitente
de manos sudadas
caricias desplazadas
mortificadas de vez en cuando
ciudad sesgada bajo el eclipse
rostros derretidos en la fábrica
ruidos acompañan nuestro espíritu
hijos del hambre, hijos del desastre
bandera empapada de aguas servidas
cuarenta y tantos esperando el sol
disparos en la muralla de la inconsciencia
silbido nocturno orillado en la calle
maquinaria bestial
recorriendo el tiempo que apremia
tu garganta que sangra
en el regocijo de los nombres
hijos de la espera, de la historia inconclusa
nada de roces, nada de manos sudadas.
XI
Mal Agestá te dicen
desgarbada
rodillas peladas
sobre el piso de tierra
Mal Agestá, espalda crujiente
bajo el azote del nacimiento
borracho de la noche
turbia en el patio
de las princesas pulidas
azorochada por la mirada
del cristo en la muralla
Mal hablá predicadora
dueña de las esquinas humeantes
mujer danzante en las canchas de tierra
Mal Agestá, pies descalzos
sobre la lluvia
Penitencia continua
de los deseos malintencionados
de tu raza maldita
mal encajá de la divina comedia
en tus redundantes lamentos
¡Ja! saltaora de puentes y cornisas
encarnación de la mama santa
dibujante de niños
Mal Agestá
los grados se empinan sobre ti
y tú debajo del árbol... pordiosera.
XII
Las lágrimas de mi vecina
viven
en el cerrojo de su puerta
puedo verlas bailando.
su cabeza estalla
en la ventana de su casa
puedo verla sangrando.
los ojos de mi vecina, buscan
en sus húmedas cuencas
puedo verlos escapando.
Ingrid Escobar Melio ,Santiago de Chile...Terapeuta ocupacional ,librera y poeta ,NO proviene de las aulas académicas , tallerista de Germán Carrasco y Dámaris Calderón ,invitada a festivales poéticos a lo largo del país , festival de arte penitenciario en Valparaíso , Matute poético en Iquique ,entre otros . antologada en páginas web , revistas y antologías poéticas como por ej Simpson 7 de la Sech, VaronA de calibrar ediciones , Santiago Locura y pánico de Santiago Ander .En el año 2015 lanza su 1er poemario,La Mal Agestá por Editorial Piedra y el año 2017 su 2do trabajo Lobotomía bajo el mismo sello editorial . Actualmente trabaja en su tercer libro.
El mejor encuentro
El mejor encuentro es el de no abandonarnos
El de pensar que todos los autobuses de la ciudad
No llegarán a tiempo en primavera ni en invierno
Y que nos dejarán esperando sin importarles nada
En un paradero donde la luna fallece
Allí estuvimos sin reconocernos en nadie
Mirándonos a los ojos eternamente muertos
Soñándonos fugazmente libres.
No pudimos nunca dejar las tumbas de la vida
Porque la agonía a veces suele ser placentera
El mejor encuentro es dejar pasar los años
El de acariciarse contra las paredes del recuerdo
Y colocar en cada grieta una risa para que no mueran.
Permitirme orbitar el perímetro del infierno
Sin dejar caer la imagen de tu cuerpo al agua
No habrá despedidas en los andenes del metro
Por donde ni tú ni yo dejamos rastros de felicidad
Fuimos el eco absurdo de los viejos vagones cantando
Un círculo que se encogía mientras más llorabas
Una historia sin fin mientras yo más escribía
El mejor encuentro es el de no encontrarse
El de pensar que ninguno de los dos estará desnudo
Para cuando los girasoles sean el centro del universo
Yo me quedaré sentado en una plaza esperando
Que el otoño haga caer poemas de los árboles
Y tú seguirás caminando ciegamente al paradero
Donde ningún autobús te llevará ni al edén ni al averno.
Y la noche entró por mis manos y mi boca
Había lágrimas en todo su cuarto
Un laberinto de puertas cansadas
Que se perdían en una ventana
Ella no sabía que yo conocía su camino
Menos que siempre terminaba perdido.
Las cortinas eran el telón de un gran teatro
Encontré algas y pájaros anidando en su cama
Luego; la noche entró por mis manos y mi boca
Y resbalé orando en su gruta que me esperaba.
Se me gastaron los labios de tanto beber vino
De descubrir océanos nocturnos enredados en su pelo
No había otro camino que el de la tempestad
Y cruzamos sin miedo el límite del humo en el espejo.
Cada uno murió en su trinchera
Había tantos duendes y hadas en su casa
Que yo no quería que el cuento acabara.
Mientras pienso en el Bing-Bang
Busco en tus ojos lo que nadie podrá ver
Y en tu mirada se fragua el tiempo de los espejos
/en que no aparecí.
Hoy te besé mientras pensaba en el Big-Bang
Y en la profundidad de un agujero negro
Un niño dormía esperando la creación del universo
Apagué todas las luces que no me dejaban verte
Oprimí una sombra contra mi pecho
Sangré las hojas del árbol cortado para mi ataúd
Sumé tu soledad con la mía
Y en nuestra cama estalló la muerte.
Miguel Angel Guajardo. Ingeniero en Ejecución Industrial de la Universidad Tecnológica Metropolitana y Analista Químico de la Universidad de Santiago de Chile. De residencia en la comuna de La Florida. Fue alumno del taller dirigido por el poeta Floridor Pérez (Café Literario de Providencia). Ha siso incluido en diversas antologías, como: 3ᵃ Antología de poesía rayentrú, Muestra (anti) antológica de nuevas voces: Por si acaso alguién quiere llorar, además de ser publicado en la revista literaria de poesía Safo. Su obra ha sido premiada por el concurso literario “Escritores para Chile”, de la comuna de La Florida, con el primer lugar en poesía (2008 y 2011) y varias menciones honrosas. En Junio de 2018, publicó su primer libro “Mientras Pienso en el Big Bang” de la mano de la Editorial MAGO Editores.
Poemas seleccionados de los siguientes libros:
Mientras pienso en el Big Bang Miguel Angel Guajardo MAGO Editores, Santiago de Chile, 2018
Mal agestá / Mala gesta / Mal gestá, Ingrid Escobar Editorial Piedra
Santiago de Chile, 2015
SELLADO AL VACIO / Víctor Hugo Díaz /
SELLADO AL VACIO
Víctor Hugo Díaz
I
Decir No es como identificarse
es apostar al paradero de los objetos
que siempre se pierden:
nos abandonan, se niegan a dejar la casa
Como escribir sobre la piel
con el brillo cortante de una moneda nueva
que cambia de bando
que se gastará de mano en mano, cerrada
perdiendo el valor, entre pulgar e índice
sin escuchar las contraindicaciones
ni sentir miedo a los minutos de tiempo agregado.
Nunca ha manejado automóviles
Pero conduce una extraña manera de vestir
donde el Cambio Marcha Atrás
dejó de funcionar
y la película la otra la de la pantalla
se nos va pasando más lenta que la mirada.
El primero que muerde la mano, cierra el trato
Sus ojos solo saben leer nuevos ruidos
Talón y muleta dialogan en voz baja
golpean césped, pavimento, aluminio y huesos
hasta entenderse en la misma jerga:
Un paso cada uno, un sonido a la vez
en tono bajo metálico
el instrumento musical en dedos inexpertos.
II
El otoño cumplió su mayoría de edad
y hay un último fruto que se resiste a la caída
El que se echó adentro todas las sobredosis de sol
en esos días de alto consumo
Cuando los nombres amanecen tarde
y escapan de la inundación…
…recordando escalones y nidos usados
por donde alcanzar la copa del árbol más viejo.
Es como limpiarse los pies, por todo lo cometido
antes de entrar
y cerrar por dentro
dando de baja las sobras
que se quedan de este lado
Los mismos desperdicios que ahora desconfían de la Luz
de esa que nadie sabe si sigue encendida
cuando cierran la puerta de Congelador
Sellado al vacío.
PARQUES EN GUERRA / Víctor Hugo Díaz /
PARQUES EN GUERRA
PARQUES EN GUERRA I
“Todo lo que miras…. lo vuelves un vicio”
MADRE
El calor seco ya está en retirada
y un sol de Paz abandona el campo de juego
Los vehículos estacionados
son relojes de sombra
que sólo se rigen por el horario
en que excretan los pájaros
manecillas
que pueden cambiar de pista
/detenidas
sin moverse a exceso de velocidad
Por la ventanilla botan envases
con sobras de música
Dejan atrás obstáculos
/exhalan su edad
/la marca
/el Modelo y número
hasta que la tarde se convierte
en un bello y violento paseo por el Parque
Los disparos vienen desde todos los flancos
Son municiones de Agua
/de bajo calibre
que precipitan sobre el césped en guerra
Junglas del Sudeste asiático
/vistas desde un Drone
a la Altitud de estos ojos
Batallas en miniatura
donde las mangueras de riego hacen nudo
/tendiendo emboscadas
dibujando los frentes de combate
mientras sus gotas impactan en tobillo y muleta
en aluminio y huesos
Selva húmeda en rehabilitación
/a cada paso.
PARQUES EN GUERRA II
Mangueras de regadío municiones de Agua
de bajo calibre Parques en Guerra
Selva húmeda
El regalo en boca
es la pesca industrial que deja el sabor
Plástico en la carnada letras de canciones
que quedan atrapadas en las redes
junto al cardumen de Bancas del Parque numeradas
desde donde ver los combates de la tarde
… Tan lejos del frente
pero igual habitadas de algas y tiroteos
Bancas ancladas en terreno alto
/lejos de las gotas
donde todo lo que sucede y no se mueve
sirve de Blanco a los francotiradores
Ocupan buenas posiciones frente a la escena
desplegadas sobre el Campo
según las órdenes que dicta el Manual
según el Diagrama hablado en sonido bajo
siguiendo los Planos de Construcción
del único secreto proyectado en el césped
/luces
/Gigantografía
La cara de Los Andes en cartón piedra
/que mira a la ciudad
Ahí se exhibe la Colección de Armas:
herramientas culpables de falsas torturas
Planes de ataque que el enemigo conoce
algunos microgramos de Realidad
Papelillos de realidad, adulterados
el día en que se inaugura una Carretera Privada
camuflada con señaléticas y tatuajes
que por hoy
/hasta ahora
indican gratis por dónde no hay que ir.
Parques en Guerra tobillo y muleta
/huesos y aluminio
Selva húmeda en rehabilitación
/a cada paso.
Del libro en Construcción: SELLADO AL VACIO
LA CASA BARCO / Víctor Hugo Díaz /
LA CASA BARCO
Víctor Hugo Díaz
a Dominga en Domingo
Fue construida con madera salada
y le apodaron Paraíso
Es capaz de viajar sobre arena y cemento
El sol nublado, las sonrisas de verdad
y la brisa, son el combustible de esta nave
Su proa nunca ha enfrentado mareas
pero sí tormentas, bruma y requeríos.
Sus capitanes toman curso cada día de cada año
Atracando en puertos, batallas y épocas
sin moverse de ahí sin dejar nunca el puente
mientras que la tripulación, quienes habitan la cubierta,
son cactus, ladridos, flores y árboles frutales
que plantaron juntos.
La carta de navegación, la de anoche
y todo lo que sucedió, ya no está
se la llevaron temprano
ahora es parte de un cargamento de basura valiosa
con alguna dirección
dentro de un camión recolector fabricado en Asia.
Ellos prefirieron quedarse y tomar el rumbo
sobre suelos y mares tóxicos
pero los más contaminados de belleza
esos que permiten ver poco y muy claro
casi con transparencia
y así entender lo que es un litro de pan
reconocer con el tacto un rostro en la oscuridad
leer y transcribir los sonidos
que gritan las piedras del patio
cuando las pisan en primavera
Ellos navegan cada día de cada año.