SEGUNDO POEMARIO
DE AMÉRICA FEMAT VIVEROS
MANERAS DE SER Y ESTAR.
Por Eduardo Cerecedo
Así viene la siguiente propuesta de América Femat Viveros, la poeta nacida en Pachuca Hidalgo, en 1984. Antes ha publicado Inexorable, 2015. Como podrán leer, ella ha iniciado su vida literaria con dos obras hasta el momento, no todos los nóveles autores tiene la fortuna de publicar sus poemas en tan breve tiempo. Eso nos indica que tiene esa posibilidad de hacer llegar hasta sus lectores su pensamiento, su forma de ser, de estar, de mirar a su alrededor, y de actuar de manera muy particular eso que le ocurre. En esas instancias podemos comprender -por lo que escribe- su estado de ánimo, su visión de las cosas, las de vivir, imaginar, de soñar, sobre todo de formular su discurso poético en esas instancias cercanas. El amor, desamor, el sexo, la entrega, la reivindicación con el presente, la familia, los padres, el hijo; vertientes de tiempo donde ha ido abonando su vivir con esas circunstancias de la vida. La poeta vive, en cado poema, abandona su estado natural en lo cotidiano, surge otro, el del presente.
Con respecto al título del libro, puedo asegurar que hay poemas que bien pudieron sustituir ese nombre tan libre, violento (quizá ahí está la temática de su discurso literario) la veta que a primera instancia da la sensación de que el libro no tuviera alguna unidad temática entre sí, para favorecer de manera importante ese rubro, como por ejemplo: “Estación del agua”, “Temporal de luz”, “Sonoridad del agua”, “Sombra del agua”, “Tierra vacía” “Faro de sol”. Pero América Femat Viveros ha apostado por este título, Irrupción, poemas sueltos. Sello que nada desmejora su creación, pero uno tiene sus propuestas, gustos. En menos de treinta poemas aparece el mundo que habita quien escribe, vive, piensa, recapitula su vida, observa el tiempo, se mira al espejo de las palabras para saberse de carne y médulas, huesos. Desde el primer poema nos causa un asombro que el lector se queda con esa novedad en los ojos, en el oído, por el ritmo, la musicalidad, vía a la melodía, la voz de la poeta nos acompaña desde ese inicio. Cito:
Yo soñé con la estación del agua.
Atenta desde mi interior,
desde mi pronunciada fuente
bebí de su rostro,
sorbo a sorbo
una grieta hizo crecer el río.
Continua con ese tema-trama que la vuelve una artífice en el acto de creación, así la novedad de los versos de América nos acompañan desde hoy, y lo digo con esa certeza, de que cada poema que realiza, los que contiene el libro auguran una nueva visión del instante vivido, imaginado, soñado, que laten en el presente con esa fuerza que han nacido, cito del mismo poema otros versos: “Yo quería ser del agua la estación amada,/un sol colmenado de tanta claridad … “el renunciado temblor a una imagen” y lo finaliza diciendo: espejo igual que el mío,/ se sostiene de ruinas.
Sí, es de aquí donde impone su punto de inicio, su pensamiento irá en esa tesitura, el abandono, la incomprensión con el mundo, del mundo que le circunda y que en raras veces es habitado por ese espíritu creador. La poeta tiene sus intervalos de tiempos de sequía en cuanto a la escritura. La confesión de la poeta surge de manera a veces innata, otras veces razonada, pensada, donde el poema logra ese equilibrio entre la materia física y la volátil, como las ideas al soltarlas para que adquieran por lo sugerido, esencia, adquiriendo: expresa la poeta hidalguense:
Me sobreviene el manso río de sus ojos.
¿Qué otro curso de agua existe
Ahora que ha impregnado su luz?
Como logramos leer, América Femat Viveros, tiene un tema al que siempre va apelar en sus poemas, el amor, sus circunstancias, triunfo, derrota, con ello el gozo viene del pasado para proponer el presente, limpio con miras del instante siempre en torno poético para mirarse en ese espejo que ya no es, sólo ruinas cotidianas en el tiempo. Si no es la forma de respirar, de mirar el mundo, de mirarse en él, para saberse de tiempo al abrir lo habitual de la vida con su quehacer, el de la palabras.
América Femat Viveros, Irrupción, poemas sueltos, Cipselas, 2018. Obra de portada; Abraham Ramírez, “Caminata”, Óleo acrílico sobre lienzo, Fotografía: Erik Marváz