
Berona Teomitzi
Berona Teomitzi. (San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México 1986.) Estudió Lengua y Literatura Hispanoamericana en la UNACH. Ha participado en varios encuentros literarios Nacionales e Internacionales. Ha publicado “Germinando versos” editado de manera virtual por “Editoriales Xech” con ayuda de la UNICACH para la Feria Nacional de las culturas, organizado por la Universidad Autónoma de Chapingo y su segundo poemario “Cantos líquidos” publicado en la editorial independiente “Public Pervert”. Actualmente participa en la revista virtual “Vozquemadura” y edita el fanzine “La jardinera guarrior.” Continúa sus estudios de maestría en el Colegio de la Frontera Sur
No más nomeolvides /Berona Teomitzi /

No más nomeolvides
Berona Teomitzi
A los estudiantes de octubre
Se han regado todo el perfume de la inocencia
las calles, las oficinas
las almohadas
expiden olor a corazón inflamado:
sueños calcinados, pierna rota
De los pétalos frescos han extraído
el olor de 43 pieles lívidas
Nada ha cambiado mi vida
el perfume de la inocencia sigue perenne
Desde el 68
el olor carcome todas las aulas abandonadas
Ese miasma mi vida
es el olor de la sangre rebelde
olor a fantasma atado a nuestra memoria
Mi vida
apaga el televisor
el olor de las injurias
me hacen vomitar
El cáncer proyectado
es un gas que ha penetrado
a los pulmones
que respiran desfalcos de la tarde
Mi vida
la vida es una No vela
aquí la verdad se ha convertido en leyenda
en superstición
mala suerte
heroína
¿Qué falta mi vida?
Hasta cuándo nos pasarán la muerte
por las narices
Mi pueblo se sigue derruyendo
y creo más en la verdad de mi ceguera
que en los 200 kilos de periódicos y cables
Mi vida
no compres un telescopio
presiento que todos los valientes murieron
hace algunas estrellas
No más gardenias para las tumbas
No más nomeolvides
No más olor a octubre
Y ni la luna puede salvarnos.
Las venas cerradas del mundo
Dicen que allá por el Norte
hay una ciudad donde se puede ver al cielo desnudo
los brazos desnudos a la intemperie de una aguja
los vientres virtuosos de virus
las armas desnudas para los migrantes
Allá
las sonrisas se han extinguido
En las calles se reza:
Bendito elixir, sólo tú
siempre bendito
así sea…
Allá donde las madres
abuelas e hijas perecieron
se maquilan sueños de grandeza
se aspira con gusto el mundo
desde la ventana de cualquier tarde
de cualquier baño
de cualquier azotea
Se aspira a un hogar propio
donde se puedan tejer a gusto los sueños
Esos sueños perdidos
entre los perros que hurgan la basura
Esos sueños que flotan en el viento seco
y llano de la noche
Dicen los que han visto ese lugar
que los ojos se te vuelven bombas
Como aquella enseñanza legendaria
que advertía no desafiar al destino
Dicen los aspirantes al imperio
analfabetos e ignorantes
que ese lugar no existe
Que no importa cuántos estén
dispuestos a morir en batalla
cien, treinta o dos
pues los brazos no alcanzan
para cavar las tumbas
para encender las velas
Allá
el “Narcocorrido”
suplantó a la “Flor de capomo” en las cantinas
La guerra “imaginaria”
ha dejado pueblos fantasmas
donde los niños no juegan más a ser granjeros
sino a cruzar la frontera
Dicen que allá por el Norte
las mañanas te dejan la boca seca
y en las noches el corazón helado
Dicen que hay un lenguaje oculto en cada muerte
una significación
insignificante para los que se quedan
Dicen que si hablas de más te cortan la lengua
por eso en ese cielo desnudo
el silencio es el que reina.
Martha
Martha
A todas las mujeres migrantes.
“El coyote es de Teopisca, se llama Pascual, nos engañó que sabía mucho.
El final era negativo: éramos 14 personas, todos no aguantamos. Adiós.”
Mensaje encontrado en la bolsa del pantalón de
una migrante chiapaneca muerta en Arizona.
Desde la una abren las puertas
Las piernas temerosas
Que corrieron con ganas de alcanzar la frontera
Nunca llegaron más que a la barra
La barrera del infierno detrás de las cortinas
A ella ya no le sale más poesía
Solo le salen lágrimas cuando recuerda
los ojos de su hijo parecidos a los de un venado
Redondos, negros como una semilla
que no germinará más en su vida
Ella no tiene más pulso
se muere cada que se arrodilla
cada que reza ave María
Ella no tuvo tiempo de ser niña
Aprendió a callarse desde temprano
desde la salida del sol
le expropiaron las palabras los años
No le pidan la hora
Ella no tuvo tiempo para el amor
El tren salió tan deprisa
y el Salvador ya no pudo salvarla
Una píldora anticonceptiva fue su equipaje
Un poema olvidado de Roque Dalton su canción
Siéntate en mis piernas le dicen
Y ella asienta como si fuese su primer amor
Es una especialista, una científica
Una alquimista de la seducción
No le pidan su domicilio
Porque ella duerme bajo
la esperanza de ser legal algún día
de regresar a esas calles
donde aprendió a huir
a ser la viajera de la noche.
A los de la Narvarte y a mi pobre País abiótico.
“Los derechos se toman, no se piden; se arrancan no se mendigan.”
José Martí
El cíclope del miedo ha llegado a mis ojos
El cíclope del miedo derruye arboles familiares
De niño el cíclope inventó el gas
cuestionó a Buda, mató a Quetzalcoatl
De joven segregó un semen
que fecundo hombres mediocres
enajenados, hechos de miasma
de peste histórica
Levántate y cae, le dijo al hombre
El cíclope del miedo degusta
de mujeres por las mañanas
exprime sus senos siguiendo su rabia
deyecta palabras en sus mentes
como un disparo que perfora
hasta las pieles más rígidas
El cíclope del miedo aniquila por placer
no le gustan las fotos
no da exclusivas
más siempre es protagonista
El cíclope, aprendió a mover las piezas
fuma en las pipas del pueblo
compra casas blancas y cristalinas
blancas como el polvo del baño
El cíclope del miedo se pone corbata
habla de política
promete contienes con esclavos incluidos
dispara holísticamente desde lo alto
dispara hegemónicamente desde su azotea
dispara “postmodernamente”
a todos los puntos cardinales
El cíclope del miedo se divorció de Cuba
y Corea del Norte
se fue de putas esa misma noche
Felatio tras felatio
terminó con los sueños del campesino
del carnicero, de mi padre
El cíclope del miedo se aburre
no hay heroína que lo consuele
no hay demología que acorrale
sus proyectos ominosos
¿Conquistará la luna?
¿Llegará a nuestras casas?
¿Existe un David que lo derrumbe?