43, 7 o 1 es ya un principio
Andrés Cisneros de La Cruz
En un país donde desaparecer es un turno en la fila
y los padres son sepultados bajo paletadas de odio
y las madres son incineradas en la hoguera de la culpa
y los hijos son bocado de la anulación de espíritu
en los circuitos cerrados de comunicación y entretenimiento
y las hijas son encajonadas en una bolsa
de ropa recién comprada
y luego recién lavada
y luego recién pasada de moda
y al final esculpidas en la furia de las rocas
que marcan en el desierto sus tumbas
granjas o ciudades
economía que se genera en la pulsión
de ser la propia
carnada
y al mismo tiempo perfectamente dispuesta
en cajitas feliz
si no tienes un título no vales
si no tienes una casa
si no tienes
no puedes
no existes
eres el puré de salchicha en la mesa
de alguna mansión inimaginable
los niños futuros protectores del ganado
y las niñas futuro alimento para la sociedades secretas
que han descubierto la carne humana
es la mas deliciosa
y fina
y así así así así así se esfuma
entre los dedos la arena de los huesos
cuerpos sin nombre sin etiqueta sin código de barras
43, 7 o 1 es ya un principio
pero cero es el lugar en donde se hunden los barcos del ser
para mostrarse sólo en la memoria de los que ya
los han recibido en ese olvido que es querer recordarlos
qué difícil sería secuestrar y asesinar o destazar
o simplemente incinerar las familias
de los preciosos que presiden
tanta paz tanta paz tanta paz
en los cementerios
en las urnas
de voto
en la vida
ordinaria de una familia
que se odia en todos sus actos
pero se ama bajo la imagen
de un papalote en llamas
a los pies de una natura que muele
pero también promete liberación
bajo esa cruz son guardados en gavetas
de oráculos rotos lápidas honoríficas niños héroes
otra vez niños héroes otra vez otra vez niños héroes
envueltos en un tamal tricolor para que nos los comamos
en los sueños grotescos de nuestra hambre
en nuestra pesadilla natural
en nuestro jardín oscuro
ahí donde la memoria es una fuente
de la que bebes para no tener sed jamás
y te borra del mundo
y te borra de la mesa
y te borra de tu propia frente
caminas en el fantasmal tren
en su engranaje de cabezas y codos
de costillas y serruchos de aliento
aliento
alientorcido
insoportable para la esposa
para el amante
para el señor delicado
cuidadoso con su hígado
soy tu hígado
vete al diablo
soy tu pulmón
quédate ahí
soy tu tráquea
bienvenido
soy tus ojos
de aquí no sales
vayas a donde vayas
no saldrás de ti
mira esa mano que tocó una vez el rostro
de un desconocido en la oscuridad
que te oprimió
siéntela sobre tu cuello
la opresión de sus dedos
arráncate la manzana
o la mariposa aún oruga
lánzala déjala ser
que se hunda lejos
y crezca un día
en silencio
cuando nadie de quien ahora conoces
exista